UNA VIDA PARA DIOS
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Ingresé a los quince años camino a la Vida Consagrada. Era un muchacho apenas.
Nunca he sido más feliz que dentro de la vida al servicio de Dios y de los demás. Ha sido un descubrir maravilloso hasta hoy en día.
La Vida Consagrada o Vida Religiosa es un camino de amor. Uno va creciendo poco a poco, se va enamorando y también enfrentándose a crisis y dilemas. Hay quienes viven en común al servicio a las personas de diversass maneras: unos, en claustros orando y trabajando; otros solos como misioneros muy lejos de su patria en lugares donde hay pobreza y abandono extremo; otros, en hospitales, orfanatos; hay quienes se dedican a la ciencia y la investigación; a la educación, a la formación y desarrollo humano... Hay quienes, enfrentan el martirio y la persecución. En fin, hay en la Vida Consagrada una diversidad de dones y carismas siempre novedosos.
Para mí, significó un cambio muy extraño. Porque servir al Señor es dejarlo todo, aunque no se posea nada. La fidelidad obtuvo un significado muy poderoso. Un significado que hoy en la vida matrimonial se ha perdido en las parejas. Ser fiel a Dios es permanecer siempre entero, digno, con un solo rostro y limpio, en cuerpo y alma.
Me gusta la Vida Consagrada Misionera, porque encuentro una gran libertad para hallar a Dios en cualquier lugar, persona, contexto... Libre para servir de diversas maneras sin ataduras.
Cuando pienso en la Vida Consagrada, veo a Jesús que camina pueblo tras pueblo con sus Apóstoles, seguido de discípulos y seguidores. Sembrando, transformando, llevando salud, paz, inquietudes, amor, consuelo... Llevando una utopía, un sueño maravilloso.
El Religioso y Religiosa es una presencia y una voz evangélica siempre viva y renovada, fresca del Evangelio de Jesús y de una Iglesia de puertas abiertas.
"Muchos son los llamados y pocos los escogidos" (Mateo 22:14). ¡Cuán necesaria es la Vida Consagrada, cuando la mies es mucha! En un mundo que es un torbellino de pasiones y de placeres pasajeros.
La mayoría de las vocaciones religiosas salen de hogares humildes. ¿Por qué no de hogares donde viven bien o mejor, y se llaman católicos? No es fácil desacostumbrarse de la comodidad y seguridad. Porque hay que entender algo importante:
La Vida Consagrada no es para vivir cómodamente, ni alejados de las penas del mundo, ni vivir un egoísmo plácido, ni una espiritualidad sin aceite en la lámpara para alumbrar. Todo lo contrario, es una exigencia radical de "ser sal y luz del mundo". (Mateo 5, 13-16)
No temas entonces, que tu hijo o hija dé un paso a la vida religiosa. Muchas muchachas y muchachos de hoy en día no les gusta eso de ser monja, cura o religioso. Viven cautivados por los gustos de un mundo que vende una vida que más adelante se dan cuenta, que no es color de rosa. ¡Cuántos desamores, tristezas, dolores y traiciones! Se sufre en cualquier lugar y de diversa manera, pero estando más cerca y al servicio de Dios, eres fuerte, capaz de romper cadenas, de mover muchos corazones.
Te pido que ores por las Consagradas y Consagrados, por los Misioneros, por los Laicos que han dejado todo y siguen a Jesús por entero.
Pues... "No hay mayor amor que dar la vida por los demás". (Juan 15:13)



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