UNA BUENA AMISTAD ES MEJOR QUE UN MAL AMOR

Estaba escribiendo estas letras cuando recibí un chat de una amiga, y nos quedamos conversando sobre eso precisamente: "Es mejor una buena amistad que un mal amor".

El amor a veces se torna confuso, empredecible, arrebatador y hasta egoísta. También, la amistad lo es en cierta manera. Pero, como todo en la vida, tiene que madurar.

Ahora, los adolescentes y jóvenes confunden la amistad con el amor. La música de hoy en día ha vulgarizado y y obscenizado el amor a la mujer y la amistad sincera. Han dado rienda suelta a las pasiones sensuales y agitado los sentimientos más hermosos en el despertar de la adolescencia.

Allí tenemos los resultados tan dramáticos de embarazos tempranos, niñas y adolescentes con hijos, y muchachos irresponsables que no saben qué hacer.

Todo en casa se ha revuelto y la escuela ocupada en el saber y repetir más. La vida quedó abandonada.

Celebramos el Día de la Amistad y del Amor en el mercado de enfrente, dejando que nuestras niñas dejen de serlo y se conviertan en madres.

Pero, no quiero hacer una crítica a una sociedad sorda y ciega, sino una reflexión para nuestras adolescentes y jóvenes, a los padres y madres que tienen una enorme responsabilidad.

El hogar y lo que aprendemos, vemos y escuchamos dentro de él es el molde del futuro hombre y mujer.

Si no quieres un hijo alcohólico, no te embriagues enfrente de tus hijos; si no quieres un hijo que maltrate y abuse de las mujeres, no le pegues a su madre; si no quieres un hijo drogadicto o fumador, no fumes delante de él o admitas que lo haga a escondidas con sus "amigos"; si no quieres un hijo violento y delincuente, respeta a tu esposa y a tus hijos; si no quieres un hijo ignorante, enséñale a aprender cómo vivir y trabajar; si no quieres un hijo vulgar y un don nadie, enséñale a educarse en los valores dando un buen ejemplo como padre; si no quieres un ateo, muéstrale el camino hacia Dios; si no quieres perderlo, ámalo y camina a su lado...

Yo aprecio la amistad, porque ella me ha enseñado a ser mejor persona y saber diferenciar al que es amigo del que no lo es.

La amistad es buena maestra del amor, pero no es lo mismo. Una buena amistad debe enseñarte que amar a una persona es un labor delicada y distinguida a lo largo de la vida. El amor nos debe alejar del egoísmo y el odio. Debe ser capaz de dominar las pasiones y deseos que nos ciegan, que nos hacen cometer graves y dolorosos errores. El amor debe hacernos pensar con el corazón y la cabeza, canalizar esas fuerzas maravillosas e incontenibles que nacen adentro, pero que aprecian, cuidan, respetan, valoran y no aprisionan al otro.

En la adolescencia se hacen los amigos, no lo hijos; en la juventud se aprende a amar, no a vivir peleados; en la vida adulta se aprende a vivir en familia, no ha tirar por la ventana las vidas de otros; en la vejez, se reciben los frutos de una vida bien llevada.

Coloca a Dios en el centro de tu vida a temprana edad, y serás dichoso.