UN AMOR QUE CONSTRUYE Y EDIFICA, DURA PARA SIEMPRE

Escribo estas breves reflexiones pensando en muchos matrimonios y parejas que atraviesan dificultades y conflictos en sus relaciones.

Cuando jóvenes no pensamos en la responsabilidad que conlleva edificar una vida matrimonial. Nos dejamos llevar por un amor superfluo y el encanto que es muy bonito y hermoso de enamorarse. Pero, un día, una semana, meses o tres años después cuando llegan los hijos, todo cambia.

Mantener viva la llama del amor entre los esposos es una labor diaria que se ve en los detalles, gestos, palabras y miradas. Casi todos se enlodan en acusaciones, gritos, celos tontos, chismes y malos pensamientos. Hay quienes llegan más allá, a golpes, palabras groseras y amenazas. ¡Qué pasó! ¿Dónde quedó aquel amor platónico?

Al llegar a los últimos días del presente año, no dejes que el amor se pierda como quien lo hace con su billetera o el celular. No seamos insensibles ni actuemos por despecho, venganza o malicia. De nada servirá.

Soy de los piensan que no siempre uno acierta en el amor, pero puede construir un amor profundo, sincero y leal. Con frecuencia me ocurre que a quienes yo amo, no siempre veo que la otra persona me ama con la misma fuerza e interés que yo. Y es que amar es un paso que requiere un don que no todos descubrimos en el otro.

Me da mucha tristeza conocer y saber de muchas parejas y matrimonios que terminan mal. No me queda más que orar por ellos y por su hijos. Pero, como nuestro corazón es frágil, la vueltas de la vida ayudan a recomponer ese tejido roto. Y pienso que, Dios ha tenido que ver en ese reencuentro.

Una elección siempre implica un sacrificio, un romper con otras personas y modos de vida. Renunciar es la clave de un nacimiento a un amor verdadero. La fidelidad no es fácil para ambos. Pero, si eres capaz de ser fiel a otras personas o principios, porque no serlo con tu esposa y esposo.

¿La amas? ¿Ella te ama? Pues, debería existir un entendimiento, un puente donde poder encontrarnos otra vez. Te seré franco: yo he amado, pero he tenido que dejar que siga su propio camino, y yo, continuar el mío. Porque a veces, es lo mejor. Pero romper con una relación debe enseñarnos a madurar, a cambiar como somos, como amamos, como nos relacionamos.

Porque, te diré, que un amor que no construye o edifica no durará para siempre.