UFF, QUÉ DÍA HE TENIDO

Hoy ha sido un día desajustado, más de lo común. Me he levantado temprano a leer y responder mensajes, en especial uno que decía:

"Buenos días Hermano Jorge. Estoy perdiendo la fe. Ayúdeme...".

Me he sentido con dolor de cabeza y temperatura. El termómetro indicaba 38C. Algo estaba pasando en mi organismo. Aún así, me dispuse a responder a tan urgente llamado. Quedé con él en vernos en un lugar conocido.

Luego, tomé fuerzas y me puse en manos del Señor para cumplir algunos compromisos.

En medio de este apretado día, me encontré con el joven. Lo recibí con un abrazo y nos sentamos en un lugar muy apropiado para conversar. Le pedí que abriera su corazón y su mente, y tratáramos el asunto que lo aquejaba juntamente. En unos minutos, oramos, pidiendo la asistencia del Espíritu Santo.

Mientras exponía su situación, escuchaba y oraba yo con mucha paz y confianza. Me llevé al amigo joven por los caminos que todo buen hombre y buen cristiano tiene que enfrentar: pruebas y tentaciones.

Así, le mencioné cuando Jesús fue tentado varias veces, cuando fue fustigado por los levitas y sacerdotes, cuando la multitud le quiso hacer daño. Así mismo, lo que le ocurrió a Pablo de Tarso, a Bernabé, a Pedro... A todos los jóvenes cristianos inmersos en una sociedad dominada y sometida por un Imperio, por una religión paralizada y ortodoxa.

Si vivir como humanos cuesta mucho; vivir como cristiano es todavía más desafiante. Pero, no estamos solos.

Mas que un problema o crisis de fe, es una prueba de fidelidad de amor a Dios. Si tú amas a Dios con toda tu mente, con todas tus fuerzas, con todo tu corazón. No habrá quiebre alguno. Dios te toma en serio y Él, te será fiel por siempre.

Ahora, tienes una bella oportunidad de comprender el sentido del por qué la Navidad. Él viene, se hace como tú o yo, de carne y hueso. Eligiendo una condición de pobreza bastante extrema.

Estudiando y meditando este sagrado misterio del Nacimiento del Redentor, podrás comprender que la fe es apenas una semilla que está en tu interior. ¡Hazla crecer y fructificar! Jesús compara nuestra fe como una casa construida sobre tierra firme, rocas, sólidamente elevada bajo la Palabra de Dios. No podemos dudar del poder de Dios. Hace maravillas. Y, empecé a contarle de las maravillas que Dios hizo y hace por su pueblo. De un mundo que necesita conocer los verdaderos senderos de Dios.

Y le dije enfáticamente: -"Tú estás llamado a unirte a los discípulos de Cristo. Si permaneces a su lado, serás parte de las maravillas que aún no vemos. "Con Cristo, todo lo puedo", dice Pablo.

Quedé con él en vernos de nuevo, porque apenas empezamos a subir la montaña. Allá arriba, veremos más claro el horizonte, donde quizás no haya límites. Oramos de nuevo dando gracias y fortaleza.

La luz del día empezaba a escaparse entre maravillosos colores en el ocaso.

Aquel joven se marchó más tranquilo, dispuesto a caminar con más valor y alegría. Fue un día para Dios.