TRES DISPOSICIONES LASALLISTAS

Anoche tuve un sueño muy bonito. Tenía unos 23 años de edad y era un día de fiesta del Santo Fundador. Lleno de actividades muy propias de los Hermanos. Un día lleno de energías y de alegrías entre jóvenes, profesores y padres de familia. Al caer la tarde, los profesores y algunos padres de familia habían organizado una cena. Les acompañaba dando la bienvenida y brindando por los educadores lasallistas en su día. De pronto, recordé que tenía que ir al rezo de las oraciones de la tarde. Al entrar en la capilla, los Hermanos habían concluido las Vísperas. Detrás de una banca, caí de rodillas y me sentía tan apenado que lloré. Uno de los Hermanos mayores, al verme, me preguntó: - Qué te ocurre Jorge? Yo le contesté: - Que había llegado tarde a las oraciones y me sentía infiel. Entonces, con gran cariño el Hermano dijo: - No has sido infiel. Te hemos recordado en nuestras plegarias, pues sabíamos que estabas sirviendo a quienes nos necesitan. Y luego, el sueño se esfumó. Ciertamente, cuando joven la actividad misionera me absorbía y olvidaba la oración. Eso tiene serias consecuencias. Misión y Oración deben estar siempre vinculadas. Fácilmente, la actividad educativa y misionera nos puede sumergir en un activismo que va minando nuestra fortaleza espiritual. Necesitamos tiempos y espacios para repensar, meditar, acendrar el alma de las impurezas de un mundo agitado. En el día del Santo Fundador recuerdo tres disposiciones innegablemente Lasallistas, a las que invitaría practicarlas en nuestra vida diaria: 1. Iniciar nuestro día y la actividad laboral con un Acto de Presencia de Dios, inclinando la cabeza y diciendo: "Acordémonos que estamos en la Santa Presencia de Dios". 2. Al mediodía, recordar a la Madre de Dios con el rezo del Ángelus. 3. Al finalizar el día, dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas, y buscar un tiempo para rezar el Santo Rosario. Ahora, que al parecer el mundo se ha detenido por un tiempo, que el calor de las enseñanzas cristianas aprendidas en la niñez y en la juventud nos devuelvan el valor de la fe, las esperanzas de una vida mejor y el vivo calor de la fraternidad. Gracias querido Padre y Fundador, Juan Bautista De La Salle. Bro George