TRAS LAS HUELLAS DEL MAESTRO

"Seguidme, deja todo y ven conmigo", dijo el Rabí. Y dejando mi pasado, seguí sus huellas.

Hace ya mucho tiempo. Ha sido un descubrir cada día. Es comenzar una nueva vida, como el inicio del año que se descubre de la noche y surge en el horizonte.

Sin horizontes ni propósitos, un año no vale mucho. Hay quienes prosiguen su vida anterior sin cambios. Otros, que temerosos han acumulado por miedo a perder. Unos, indiferentes, y siempre otros pocos que fríamente calculan cómo aumentar sus ganancias.

Hay quienes que honradamente, hacen de su vida un proyecto. Un camino donde sus huellas marcan pasos y consiguen alcanzar metas, tras metas. Como eslabones.

El Rabí, caminado por la playa me dijo:

"Todos tenemos una misión; ese es el secreto de la vida acá en este mundo. Y mi Padre me ha enviado a vosotros para que caminemos juntos y cumplamos su Mandato. Yo soy el Camino, y si me seguid, hallaréis la Verdad y la Vida. Casi todos lo saben, pero deciden ir en otra dirección. Vuestra libertad y albedrío implican sabiduría y apertura de espíritu, humildad y sencillez.

No todos siguen mis huellas, porque no todos pueden ir detrás.

Hay quienes dicen 'sí, te sigo', pero viven contrariamente a mis Enseñanzas; hay quienes se aprovechan de ellas, sin ser mis testigos.

Este mundo que han hecho está muy distante de Mí. Y les llamo, les hablo y envío mis 'testigos', aún así, hacen oídos sordos.

Hay muchos falsos testigos y predicadores. No son los míos.

A ti te llamo en este primer día de mi Tiempo. Porque los cielos y la tierra son míos. Y quiero hacerla nueva, y te necesito.

Venid, os invito a ser parte de mi Misión. Porque ahí donde esté vuestro buen corazón, alli estaré contigo para siempre".