TESTIGOS FALSOS

"Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:

- «Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.» (Hechos 6:12-14)

¿No les parece tan usual en nuestra época lo que hicieron las autoridades frente a la misión del cristiano Esteban? ¿Qué significa hoy su testimonio frente a un mundo desigual e injusto?

Levantar al pueblo, acusar a una inocente, utilizar testigos falsos y acusarle en términos totalmente arbitrarios y sin fundamento es propio de los totalitarismos.

La Iglesia, la ciudadanía, los dedicados a la abogacía, a la defensa de los derechos fundamentales de todo ser humano, tenemos la obligación moral de exigir justicia y condenar la impunidad.

Si dejamos que las injusticias e impunidades se acrecienten habrá un momento en que experimentaremos un absoluto secuestro a la libertad humana. Y por ello, por buenas y justas causas nos podrá pasar lo mismo que a Esteban, el primer mártir del cristianismo.

Meditando sobre esto, les comparto tres reflexiones:

1. La Iglesia es una y sus Obispos los responsables de guiar, orientar y permanecer al lado del pueblo del Señor en todos los momentos críticos y de triunfo. Porque nos enfrentamos a fuerzas muy poderosas y oscuras. No se puede separar al Pastor de sus ovejas, ni éstas alejarse de él. Ya hay bastante ovejas descarriadas.

La justicia es causa central del mensaje evangélico. Cristo luchó contra las injusticias de su tiempo, contra las diversas formas de predicar y vivir unas leyes que oprimían al pueblo.

Desde Pío XII en adelante las Encíclicas Papales han acentuado sobre este asunto a todas las naciones del mundo cuando éste estaba sumergido en guerras y discordias ideológicas que devastaron sociedades y pueblos enteros. La historia se repite en Europa nuevamente.

La Iglesia no puede quedarse en letras y sermones cuando la población vive secuestrada. He ahí entonces, la importancia de la presencia de un Pastor fiel a la voz de Dios. Como Esteban, que no temió a sus destractores y a quienes lo acusaron en falso, aunque eso lo condujera a su muerte.

2. Las ideologías no son poseedoras de verdades. Releamos juiciosa y atentamente los sucesos y graves consecuencias de las ideologías extremas como el capitalismo, el comunismo, los socialismos, los neoliberalismos u otras corrientes igual de catastróficas como el populismo, los grupos mediáticos, ideología de género, abortismo, sectarismos, etc., etc., llevados de la mano por el fundamentalismo y el ateísmo moderno. Todos ellos cobijados por un grupo poderosamente rico e influyente, pero letal para las naciones y sus pueblos.

Las ideologías hacen tanto o más daño que una guerra declarada. Es por lo tanto, la obligación del Cristianismo de ser luz y proclamar la verdad que es Cristo, que nos enseña los valores del Reino y nos da las "armas" para combatir las sombras del mal y del pecado.

Los pueblos y ciudadanos que ejercen su derecho a elegir sus líderes deben recordar su responsabilidad ante Dios, ante sí mismos, su familia y semejantes. No vaya a ser que caigan en la trampa y luego no puedan salir de las grandes barbaridades que ocurren en lugares no distantes, o de historias pasadas recientemente.

3. La fidelidad a la verdad. Nuestra conciencia nos puede traicionar, igual que nuestros pensamientos. Hay muchas medias o falsas verdades por todas partes.

"¿Qué es la verdad?", le preguntó Pilatos a Jesús. Esté no se dio cuenta que su respuesta estaba frente a él.

El Apóstol Pablo nos explica en sus Epístolas sobre esto, que ya Jesús había dicho: "Yo soy el camino, la verdad y la vida...". Una afirmación de sí mismo fundamental para nuestra fe cristiana.

Es en Cristo y su mensaje que hallaremos la verdad. Cuando Él nos dice que es la verdad, nos está mostrando el "deseo" del Padre, su plan y revelación. Por eso Cristo es y será siempre nuevo y joven.

Si somos fiel a Él, lo somos a la verdad. Su Palabra es verdad. Si permanecemos en Él, somos de la verdad y no hay oscuridad en nuestro corazón. ¿Es difícil de comprender? Lea las Epístolas del Apóstol Juan.

Le diré cómo permanecer fiel a Cristo:

1. Conociendo su Palabra e imitando su vida.

2. Ore abandonando su mente y corazón al dominio de Dios.

3. Aspire y busque la Voluntad de Dios en los bienes espirituales.

4. No sé avergüence de Cristo, proclame y demuestre su fe sin miedos.

5. Practique la justicia y el bien. Ellas permanecen cerca de la verdad. Viva dignamente como hijo de Dios.

Que el Señor que es camino, verdad y vida ilumine su vida en sus amaneceres y anocheceres. Amén.