TEN FE, SÉ MI PROFETA

El viento agitaba las palmeras, arrastrando como mensajero de noticias desconocidas las calles de aquella nación silenciada. Se escuchó mientras dormía el muchacho imberbe, una voz que en sus sueños imaginó:

"Despierta hijo mío, no estés ciego y sordo a mi voz. No ves que mi pueblo vive en la ignorancia y el miedo; ha sido presa de hombres corroídos de maldad, vicio y corrupción, y se burlan de mi Santo Nombre.

Yo, el Señor, el que ve todo y escucho los clamores te envío para que les digas los males y perversiones que ofenden mi Trono.

Serás mi profeta, mi voz y el báculo que abrirá los nuevos caminos. Los indecentes, pérfidos y embusteros se mofarán de tus palabras y buscarán como socavar tus pies, de confundir a los tontos y débiles, de hacer promesas falsas arriando como ganado a cuantos puedan para demostrar su insensatez e irracionalidad.

Pero, quien contra Mí, el Señor tu Dios. Ellos no son más que unos mortales que han despreciado mi luz y mi palabra; han herido al anciano, asesinado al niño y al joven, torturado a hombres y mujeres manchando sus manos de crimen; acusado en falso a inocentes y retorcido sus leyes para fomentar el caos, la violencia y la muerte.

Sus nombres son una afrenta contra Mí y cada día que pasa es como una profunda y oscura sepultura donde todos ellos caerán por sus manos y bocas injuriosas y desapiadadas.

No temas, ten fe, no estás solo; estoy contigo porque tus plegarias las he escuchado siempre. Mi justicia brillará más que el sol y mi misericordia es más grande que cualquier perdón humano.

Las almas de los malvados, malhechores y mafiosos se perderán en las arenas del desierto, su linaje será olvidado y morirá con ellos.

Y a ti, tierra bendita, lavaré tus heridas y limpiaré tu suelo de la mala y ruina hierba, haciendo fecundas tus colinas y bosques, y de ricos frutos las campiñas. A aquellos que me honran con sus vidas sinceras y arrepentidas, que me buscan con fe y leal corazón les devolveré su libertad y el gozo interior que sólo Yo puedo dar.

La paz tan frágil como el cristal deberás guardar como un tesoro revestido de justicia y verdad, amor y clemencia.

Ve hijo mío, levántate! Pues el mañana es para los hijos de Dios".