SOEMI
- estradasilvaj
- 29 nov 2022
- 2 Min. de lectura
De regreso a casa cambié de calle porque había mucho tráfico. Al final, se encontraba un parque que estaba lleno de niños. Al verme uno de ellos, corrió hacia mí y me dijo:
-Venga a mi casa, quiero enseñarle algo.
Su casa se encontraba a pocos metros. Saludé a la madre y demás niños que jugaban.
Josué, sonriente señaló a una bebita de apenas unos meses. Sus ojos brillaban como dos luceros en el firmamento. Ella fijó su mirada en mí y sonrió.
-Josué, no sabía de tu hermana. ¿Por qué no me lo habías comentado?
Josué respondió:
-Era una sorpresa para usted. Porque me comentó una vez que quería una bebita y aquí está.
Mi corazón saltó de inmensa alegría y quedé viendo a todos. La mamá me vio con una mirada de aceptación. No sabía que decir.
Los niños se colocaron alrededor mío y sentí una compañía extraordinaria. Me incliné, de rodillas ante la niña la vi de nuevo. Besé su frente y sus tiernas manos. Dije entonces:
-"Gracias Dios mío por tu presencia entre nosotros, por tu magnífico y grande amor. Te doy gracias por la vida de tu pequeña hija que nos has regalado como bendición.
No soy merecedor de tan bello regalo. Sin embargo, lo recibo con gran alegría. Ella será tu luz para mis ojos, la esperanza de mis pensamientos, el consuelo de mis ratos solos, el amor puro para mi agitado corazón, la voz sagrada de tu llamada.
Dame, oh Señor, la gracia , salud y fortaleza para ayudarla en su crecimiento y llevarla a los pastos donde Tú te encuentras siempre."
Y extiendiendo mis manos, pronuncié:
"En nombre de tu amado Hijo Jesucristo bendice a tus pequeños hijos, a tu tierna hija por siempre y que los Ángeles del Cielo los protejan durante toda su vida. María, nuestra Madre derrame su gracia.
El Señor los bendiga, los haga feliz, derrame su bondad y su consuelo; muestre su rostro y conceda la paz.
Te recibo amada SOEMI en mi corazón lleno de cánticos de alabanza y alegría. Amén."
Entró la noche. Compramos unos panes, queso, frijoles... y cenamos todos los que estábamos en casa, como una gran familia.
Mi corazón no dejaba de latir de inmenso gozo.

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