SOBRE LA COMUNIÓN EN LA MANO
- estradasilvaj
- 8 jun 2022
- 3 Min. de lectura
No haré ninguna exégesis, defensa o explicación teológica acerca de si es correcto recibir la comunión en la mano. Ni desacreditaré a los Obispos italianos por suspender las celebraciones eucarísticas y cerrar los templos. Ellos asumirán las consecuencias de semejante disposición.
Tres reflexiones les comparto como católico y como miembro de la Iglesia:
1. Un amigo subió un vídeo donde da su interpretación sobre la disposición de los Obispos costarricenses de dar la comunión en la mano. En un primer momento me pareció que respondía a una forma de prevención de contagio contra el famoso Coronavirus (COVID-19). Pero, medité más a profundidad el asunto, sin ignorar todo lo que la medicina actual y medios dicen cada día.
La Comunión, es por esencia el centro de la vida cristiana. Nos reunimos los creyentes, oramos y cantamos juntos, escuchamos la Palabra sagrada y luego, celebramos y comemos de la mesa el mismo Cuerpo de Cristo.
No se puede entregar el Cuerpo de Cristo en sociedades donde reina un mar de confusiones y de acechanzas en contra de la fe cristiana, en donde los cristianos en otras partes son perseguidos y asesinados, en donde existen sacerdotes infieles y malos católicos.
Una vida individual separada de la raíz de la Iglesia, de Cristo, quien consagró el pan y el vino e hizo su Cuerpo y su Sangre, no es cristiana.
No es asunto de prevención médica, es un asunto de confianza en el Señor. Jamás nadie se ha enfermado o muerto por recibir la sagrada comunión de manos del sacerdote.
No se puede entender, o al menos yo no entiendo, donde queda la fe de los católicos si Dios es el Señor de la vida, el vencedor de la muerte, de la enfermedad... Es ahora, frente a un mundo que nos quiere desacralizar la Comunión, quitarle el respeto y adoración al Santísimo, al Señor de los señores que debemos recibir siempre de manos del sacerdote y los ministros de la comunión el Cuerpo de Cristo.
2. Existe una corriente dentro del mundo moderno que está pretendiendo quitar lo sagrado a la historia de los pueblos, de quitarnos a Dios y sembrar nuevo ídolos. Está corriente atea y oscura también se ha incursionado en la iglesia, en la mentalidad de Obispos, sacerdotes y católicos. El mundo cristiano está siendo sometido a una persecución implacable de ideologías religiosas y laicas, llevando al martirio y al abandono de la fe de católicos y cristianos.
He leído varios artículos que dicen que el catolicismo está renaciendo en Europa. No lo veo aún tan claro. Mientras que en nuestro continente americano, existe una seria manipulación de la Palabra por falsos predicadores, un acomodamiento de muchos clérigos, un anuncio del mensaje cristiano y denuncia de los males sociales y pecados humanos temeroso, un débil compromiso cristiano frente a sociedades con graves crímenes, corrupción social y económica, violencia institucionalizada y muchas otras formas de ofensas y barbaries contra la vida humana y naturaleza creada por Dios.
Por eso, este el momento preciso que no debemos confundirnos ni dejarnos engañar, sea de donde provenga la farsa.
Dios es uno. Dios está en la Sagrada Comunión, y debemos de recibirlo limpios y en actitud de respeto y adoración.
3. La Sagrada Comunión es el corazón de una parroquia y vida cristiana fortalecida por Cristo mismo, porque es el mismo Salvador y Redentor. Los miembros deben permanecer unidos al Cuerpo, tal como la vid a los sarmientos. Si no, no hay vida en Cristo, y fuera de Cristo no hay salvación.
El problema no es el contagio. Si no, nuestra calidad de vida cristiana, la profundidad que debe tener nuestra fe en Cristo; la calidad y la potencia de Iglesia que necesitamos en un mundo que lucha contra el Mal y Satanás.
Adoremos a Cristo, a Dios mismo en la Sagrada Hostia. Comulguemos con frecuencia y estoy seguro que nuestra vida y la de nuestra familia y amistades recibirá la gracia y protección contra toda clase de males y enfermedades. Esta es la hora de vivir en profundidad nuestra fe en el Señor. Libre de miedos y temores, de arrogancia y banalidades.
Sea por siempre bendito y alabado el Santísimo Sacramento del Altar...



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