SIN RESPIRO
- estradasilvaj
- 1 dic 2022
- 1 Min. de lectura
La noche se ha enfriado hasta quedarme sin respiro. Como el corredor que al llegar a la meta, ya sus pulmones están agotados que ni inhalar pueden. Como el obrero que al llegar al atardecer, los brazos y las manos pesan más que una montaña.
Mi corazón ya late lento, lento de tanto andar por los cuatro vientos. El cuerpo cede como la vela que al calor de la llama se desploma gastando su ser.
Mi voz apenas se escucha, mis pensamientos casi ni discurren. Ya mis ojos no pueden levantar la mirada, y mis piernas ni un paso para dar pie al camino.
Sin aliento estoy. Como la hoja que lentamente va cayendo al suelo, reposando en el otoño, ya marchita de tantos soles vistos. Sin respiro, para solo sentir tu aliento, oh Dios. La caricia de la brisa de la noche hela mi piel horneada por el día y extenuada por el tiempo.
Cómo decirte palabra, mi Dios. Tan solo mi corazón palpita anhelando tu presencia. En tu templo, a la sombra de tus alas de ansío profundamente. Y me entrego en total abandono. Pues el mañana es tuyo y caminaré en él, en el brillo amanecer, en atardecer tardío.
Sin respiro me duermo sereno, agitado por los recuerdos, enloquecido por los sueños, atormentado por la demencia.
Sin respiro, respiro aún. Dejando en tus manos mi vida, el sorbo de vino nuevo, del añejo elixir de la vida.
En el sueño del universo, me pierdo en las estrellas. Perdido en tu sueño, de un sueño que no acaba. Sin respiro te sigo amando, porque mi aliento último se ha ido contigo para siempre.

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