SIEMPRE QUEDA UNA HUELLA

Lo vi partir en su motocicleta, no sé hacia qué rumbo pensaba llegar. Ella, su amiga, con largas lágrimas en el rostro lo vio marchar.

Pasaron muchos años, ya no recuerdo. Ella volvió a su pueblo y me imagino se casó y tuvo una familia.

Por algún tiempo pensé en ella y no logré localizarla. Volví de nuevo a la rutina del trabajo y la olvidé.

Pero, cómo es el corazón cuando está hilado a los recuerdos. No olvida. Y busqué de nuevo.

Hoy, logré hablar con ella. Fue algo maravilloso. Tenemos tanto de qué hablar...

Hay rastros en la vida que es mejor que se borren y olvidarlos. Pero, hay huellas que se quedan en el corazón para siempre.

Aquel que se marchó en motocicleta era yo y había regresado.

El amor, es un sentimiento curioso, siempre vivo, latiendo.