SANDALIAS CON POLVO
- estradasilvaj
- 4 feb 2023
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Y Jesús los envió de dos en dos, apenas con lo poco que llevaban, casi nada.
Ser misionero de Jesús no es fácil. Hay que dejarlo todo, no llevar sino, tal vez, lo indispensable. Casi nada. Las monedas para el bus, un sombrero, la Biblia y una botella con agua, y si acaso, algo de alcohol y una mascarilla.
En mi caso, parezco un pobre hombre que lo ven raro por la manera de hablar y de cómo soy de entrometido.
Así, voy abriendo caminos, dejando la semilla, procurando que crezca y dé frutos. Al paso, son muchos pequeños, grandes y ancianos que salen buscando pan, consuelo, afecto, reconocimiento y respeto.
No se puede hacer todo, y las necesidades son cada vez mayores. El pan y los peces no alcanzan.
Dios me ha dejado un campo muy grande y lleno de toda clase de personas.
Por eso, cuando regreso a casa veo que mis sandalias están empolvadas. Hay quienes escucharon y aceptaron la Palabra y ayuda; hay otros, que hicieron oídos sordos y dieron la vuelta. De esas casas, no he vuelto más.
Ahora, te pido por todos los misioneros anónimos, los que no hacen ruido ni fiesta. Ayúdanos a hacer de nuestra misión una tarea gozosa en Cristo y rica en frutos para Dios. Apóyanos con tus plegarias y ayudas generosas.
Señor Dios, dame las fuerzas para no abandonar al necesitado, angustiado y desvalido, y mostrar tu rostro de Padre bueno y misericordioso.

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