SABOR A SAL O AZÚCAR

La sal es uno de los condimentos más usados en la cocina y para otros menesteres, incluso religiosos.

A mí me gusta la sal y la pimienta en los preparativos de carnes, pescados, ensaladas. Incluso la he usado para atacar una infección cutánea. Es muy poderosa.

Aún así, la utilizo en pequeñas cantidades y por mi salud, no conviene abusar.

Más de una vez me confundí de azúcar y puse sal en el café, o sal en los refrescos en vez de azúcar.

Ahora bien, la combinación de sal y azúcar es para unos agradable, como lo ácido o picante.

Pero en realidad, son dos cosas muy diferentes.

En la vida nos confundimos con alguna frecuencia, y los sabores son completamente distintos.

Las apariencias nos engañan.

Jesús en los Evangelios nos habla que a la vida hay que ponerle sal, más bien dice: "Sed sal de la tierra". Eso significa que tenemos que darle un mayor sentido a nuestra vida y misión y que ser sal de la tierra es ser fertilizante, un abono que haga crecer los árboles del tal forma que den frutos buenos y abundantes.

Hay personas que tratan de confundir a los demás. De robarle la sal y darle azúcar con los dedos.

El engaño es algo muy despreciable, porque no sólo se burla de uno, sino que te arrastra la dignidad y se mofa y ríe de lo mal que has quedado.

Los hipócritas son maestros del engaño y qué detestables son. Es insoportable una persona hipócrita. No sólo te engaña, sino que te crea una falsa esperanza y te roba todo lo que puede.

Abre bien los ojos. No confundas el sabor de la sal y el de la azúcar aunque se asemejen por su color.