¡QUÉ TAN LEJOS ESTÁ LA JUSTICIA!
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
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Son incontables los casos que llegan a los tribunales, ¿y los que callan por miedo? ¡Justicia, justicia, claman todos!
Me he preguntado qué camino nos conducirá a un pueblo donde la justicia no es más que un soborno, un canje, la garra de un sistema que aplasta la verdad y somete a la fuerza y al sadismo.
La gente ya ni habla, ni puede gritar... Llora y se amarra el corazón, lleva por dentro un sentimiento terrible o una herida profunda.
Te diré que el mal se acaba y no dura más que un tiempo necesario para alimentar el deseo vivo de libertad; de comprender que nuestros confiados errores nos han hundido y qué fácilmente somos persuadidos por mentiras y engaños; que el miedo a renunciar nos ha encadenado, y ahora que queremos romper la cerradura, no podemos. Porque el mal crece por coimas, corrupción, engaños y burdas mentiras. Crece por nuestra cobardía, y la flaqueza de unir nuestras manos para construir un nuevo camino, dejando nuestros propios intereses y egoísmos.
Unas niñas adolescentes me preguntaron si valía la pena quedarse en este país, pues no miraban futuro alguno.
Cada día veo partir a una madre hacia el país vecino y así, muchos otros. Nos volvemos a quedar con nuestros niños y ancianos.
Leyendo al Evangelista Lucas (6,17.20-26), en el pasaje de las Bienaventuranzas, Jesús nos abre siempre caminos de esperanzas para nuestras vidas siempre probadas y sumergidas en grandes dilemas.
La paz es un camino tortuoso, pero si lo hacemos con justicia, es un sendero lleno de bendiciones para todos. Pero, no todos eligen ese camino y han preferido quedarse en la oscuridad de los caminos.
Te envito a que medites este pasaje evangélico y lo veas con la perspectiva de Jesús. Dios no da falsas esperanzas, no incumple su palabra. Está en el mismo camino... Esperando a cada uno, esperando volvamos a Él.
¿Qué tan lejos está la justicia? Yo diría que en la medida no sólo de nuestra fe, sino de nuestro valor para luchar, nuestra esperanza que trabaja por conseguirla, por nuestra capacidad de amar y perdonar más lejos de nuestros egoísmos, ambiciones y pecados.
Abrazando este propósito... Sé que mis plegarias y el poco bien que pueda hacer será un fruto dulce para las amarguras de muchos.



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