QUÉ FUERZA MÁS GRANDE ES

Todos los días recibo solicitudes de personas que ore por ellas; por las calles, en las viviendas... por donde camino veo la gran necesidad de orar por cada persona. No importa quien sea. Desde el rico al pobre, el soberbio y humilde, el que está solo y el que vive con su familia... Todos necesitamos del amor de Dios.

A veces el agotamiento me domina al orar por tantas personas, pero procuro no olvidarme. Familiares, amigos, exalumnos, sacerdotes, religiosos, misioneros, familias, niños, niñas, adolescentes, jóvenes y ancianos; empresarios y vendedores ambulantes... Es tan hermoso recordar sus rostros, sus nombres, lugares y tiempos pasados... Cuando voy por las calles saludo al esquimero, al vende frutas, a la pulpera, a la tortillera, a todos. Incluso, a los borrachos que me saludan con respeto. Ellos saben que oro por ellos.

Recuerdo a tantas personas que me olvido de mí. Y necesito de las plegarias, porque cada día es nuevo y lleno de exigencias y necesidades. Hay que estar preparado para enfrentar las adversidades que los días traen como carga pesada.

No ocultaré en expresar que hay momentos que ya no puedo, que la exigencias de los compromisos me van venciendo. Es en esos momentos que me abandono a la misericordia de Dios y sentir en mi corazón que no me abandonará. Que llegará lo necesario para el sufrimiento, el hambre, la desnudez, la soledad, la falta de amor y comprensión, la protección y ayuda... para los niños y ancianos.

Esta mañana una de mis niñas que está sacando un curso de inglés me recordaba la mensualidad; el calzado de los niños que van a la escuela, los cuadernos; la leche, cereales... y tantas otras necesidades tan imprescindibles para una vida digna. Tengo niñas aprendiendo cocina, inglés, apoyando en el cuido de los más pequeños y ancianos. "La mies es mucha...".

Qué fuerza más grande es el amor y la generosidad humana. Qué fuerza más grande es la misericordia de Dios. Qué fuerza más grande es la oración confiada. Qué fuerza más grande es permanecer fiel en la adversidad.

Gracias a esta fuerza, y a la bondad humana, es posible vivir