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QUIEN PONE SU CORAZÓN EN DIOS PROSPERA

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 8 nov 2022
  • 3 Min. de lectura

"El SEÑOR mandará que la bendición sea contigo en tus graneros y en todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da". (Deuteronomio 18:8)

A quién de nosotros no nos gustaría vivir en prosperidad, no precisamente en la riqueza.

En la Biblia encontramos más de 1,000 citas al respecto. Desde el principio, Dios puso en manos del hombre y de la mujer abundancia y prosperidad. La prosperidad va unida a nuestra relación con Dios.

Muchos personas, familias y empresas son prósperas y ricas. Unas, con un enorme esfuerzo humano y sacrificios; otras, con dinero mal habido y hasta manchado de sangre.

Pasamos más de la mitad, y quizás toda nuestra vida luchando para alcanzar bienestar y riqueza material. La disfrutamos o nos quedamos esclavos del dinero, que al final, no nos llevamos ni una sola moneda.

A mí me pasa lo mismo. Muchas veces la búsqueda del bienestar personal y de otros que no tienen casi nada, desvía el verdadero sentido de la prosperidad que Dios quiere. Les comparto algunas ideas que me han servido para convertir la prosperidad no en un fin, sino algo mejor y más útil para nuestra vida humana, incluso, espiritual.

1. La prosperidad no es la riqueza material o económica. Prosperar es crecer como personas y desarrollar nuestras potencialidades humanas con el propósito que nuestra vida sea completa, satisfactoria. No llena de superficialidades o placeres vacíos.

2. Quien se esfuerza por hallar realización personal haciendo que los otros también la logren, la alcanza y recibe bendiciones. No es un acto egoísta o egocéntrico, es una actitud de entrega como servicio a los demás. El perezoso e indiferente no logra nada, y más bien ambiciona lo que no es suyo robando, estafando o matando. Su corazón se llena de maldad y se da una ruptura humana, social y espiritual.

3. La búsqueda de prosperidad es querida por Dios porque nos vincula de alguna manera con Él. Cómo es eso? La generosidad, el compartir y el desprendimiento de los bienes materiales y económicos nos ayudan a despojarnos de lo superfluo, y establecer una relación agradable con Dios y con los demás. Recuerda aquello del "camello que pasa por el ojo de una aguja". Es una simbología que va más allá de la lírica. También recordemos aquello de "sea el primero, el que sirve a los otros". El sentido que Jesús pienso que da a la riqueza y a la prosperidad material no radica en la posesión exclusiva de los bienes terrenales, sino en la prosperidad espiritual.

4. Prosperidad espiritual. Los bienes materiales son medios, nunca fines. El craso error del ser humano es hacer de ellos fines absolutos.

Cómo lograr prosperidad espiritual? Porque sin ella, las riquezas alcanzadas y la posesión de bienes serán tan solo "cosas" que pronto se acaban y se corroen como el metal.

Qué puedo hacer entonces? * Confíe más en aquello que Dios espera de usted. * Sea agradecido, porque su vida, salud y lo que logra materialmente se lo debe a Dios. * No deje que su corazón sea prisionero de la riqueza material, el dinero, la fama, sus posesiones... Que permanezca siempre libre y limpio. * Comparta, sea generoso, disfrute en el dar que en el recibir. No dé lo que le sobre ni a quien le caiga bien, caiga amigable o por esperar recompensas. * Aunque se haya sacrificado y luchado por lo que tiene, no vale mucho si no es para ser mejor persona. * Haga de sus bienes una ofrenda agradable a Dios. * Sea humilde, sencillo y sincero.

Como dice el Apóstol Juan: "Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud". (Epístola 3, 1:2)

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