QUEBRASTE EL PESADO YUGO

La esclavitud no ha desaparecido y tiene hoy en día diversos rostros, cada vez más terribles y dolorosos.

El hambre y la ignorancia son fiambre para los que esclavizan desde una posición política, social, económica y religiosa.

Durante siete meses hemos visto multitud de gente esclava de un sistema inicuo y aberrante.

No se puede ni debe vivir de esa manera tan indigna e inhumana, contraria al deseo de Dios. La esclavitud debe terminar a todos los niveles, expresiones y formas. Debe ser combatida y eliminada decididamente.

La conciencia humana debe romper con la aceptación de este vestigio del mal, donde unos cuantos gozan de poder, riqueza y ambiciones desmesuradas.

El profeta nos dice:

"Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.

Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián". (Isaías 9: 3-4)

La conversión es el primer paso de una conciencia libre, la justicia es el camino de la reparación.

La alegría no será grande si aquellos que cometieron crímenes, no se entregan a la justicia. Si no, permanecerán por siempre en la obscuridad. No conocerán la alegría, ni participarán en la ciega.

Seguro es que el Señor quebrará el pesado yugo y el cetro del opresor.

Estemos contentos entonces, pues el Señor Dios está con su pueblo y no lo abandonará.