top of page

POR QUÉ ORABA JESÚS

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 8 jun 2022
  • 3 Min. de lectura

¿Alguna vez se lo han preguntado?

¿Por qué ora usted? ¿Qué le motiva elevar una plegaria, sin importar su fe o religión?

Quiero compartirles algunas reflexiones desde la experiencia de un hombre que ha encontrado en la oración, la fuerza y el sostén en los momentos más angustiantes de cientos de personas invadidas por el dolor y el sufrimiento.

Hoy, al regresar a casa mi hermana me dijo: "Me pidieron que oraras por el bebé Braulio que está muy grave en el hospital". Mi primer impulso fue ir a ver al pequeño recién nacido.

Jesús no fue insensible al dolor humano. Él deseaba sanar a cientos que lo esperaban en aldeas y pueblos. Sólo pedía fe, creer que estaba sano.

Jesús oraba porque para él la oración es la vía de comunicación privilegiada entre él y su Padre, nuestro Padre.

Sus fuerzas como hombre no son suficientes, aún sabiendo del poder que tenía en sus manos. Cada vez que realizaba un milagro, o emprendía una tarea, oraba. Se retiraba a solas y pasaba oras hablando con su Padre, al anochecer, al amanecer.

Jesús nos dio ejemplo de orar dando gracias por la vida y los alimentos, por pedir perdón y fuerzas para las pruebas, para realizar una obra de misericordia y en momentos de sentirse solo y abandonado...

Cada día recibo peticiones de oraciones, y siento una gran responsabilidad para que mi plegaria sea escuchada por el Padre Celestial. Oro por mí mismo, para que obtenga las luces y bendiciones necesarias para ser humilde y sincero para con Dios, pues la gloria es para Él y nunca mía.

Oro motivado por muchísimas razones. Por salud, bienestar, empleo, enfermedad, persecución, parejas en conflicto... Buenos y malos. No importa quien sea, pues a muchos no conozco.

Si sé más tarde, que algunos de ellos me escriben diciendo que su familiar o amigo ha sanado.

Sólo en este año he perdido sin poder saberlo antes, a más de cinco queridas amistades. Ahora, ruego por su alma.

Regresando a las primeras preguntas del inicio, tengo tres reflexiones:

1. La oración es poderosa. Si tan sólo tuviéramos, como dijo Jesús la fe como un grano de mostaza diríamos a ese árbol muévete de ese lugar, o como la fe del centurión, o de la mujer enferma que tocó el manto, o del paralítico... Tan sólo quizás un poco de fe en que Jesús aceptará nuestro ruego ante el Padre... Nuestra vida sería diferente.

Estoy seguro que todas las personas que se han unido en oración en momentos tan oscuros y terribles en el pasado y ahora, su gran fe y viva esperanza lograron el milagro esperado.

Creo firmemente, que nuestra oración sincera y humilde es escuchada.

2. La oración es un acto de amor. Lo es, porque nos ayuda a cambiar lo que somos, en lo que creemos, en lo que esperamos. No son palabras vacías, ni llenas de soberbia. Nos ayuda a ser humildes y a reconocernos hijos de un mismo Padre.

La oración no es un acto hueco y frío. Es un manantial.

Un amigo me escribió diciendo que él estuvo en un monasterio de la Orden de San Bruno. Sentí aquel deseo inefable de estar allí en ese monasterio junto a los monjes orando y cantando, dando toda mi vida para la salvación del mundo entero, para la sanación de millones de personas.

3. La oración es el remedio contra todos los males espirituales y materiales.

Existen muchas evidencias registradas a lo largo la vida humana de personas y grupos cuyas vidas han cambiado para bien y han sido sanadas, protegidas, alentadas... A pesar de sufrir y morir en nombre de Cristo y de su fe. No es así?

Además, la oración nos ayuda a proteger nuestra alma y espíritu humano contra las acechanzas del Maligno.

Así que, yo le invito a perseverar y ser asiduos en la oración. Acerca de cómo orar, ya he escrito y existen libros muy adecuados al respecto.

Oremos unos por otros, nos necesitamos. Incluso, por aquellos que nos hacen mal.

Oro por usted y su familia. Oro por sus necesidades y pruebas. Pero, usted también hágalo creyendo firmemente. Y verá que el milagro se hará mañana mismo.

Diga conmigo:

"Padre benevolente, que nos amas y quieres que todos nos salvemos. Escucha nuestra oración que sale del corazón. Atiende a mi súplica, óyeme con piedad. Sálvame de la enfermedad y la desgracia. Ayúdame a que mi vida sea diferente y bendice a mi familia y amigos. Te pido sanidad para todos los enfermos y moribundos. Aumenta mi fe y fortalece mis esperanzas en tu santo amor. Sé mi muralla, mi protector y cayado que me acompaña en este sendero de la vida. Por Cristo, nuestro Señor, en unión del Padre y del Espíritu Santo. Amén".

Dios Todopoderoso, tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 
 
 

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

50557600273

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2021 por Brother George. Creada con Wix.com

bottom of page