¿POR QUÉ IR A LA IGLESIA

Una vez escuché a un hombre decir:

- "Cada uno se busca su dios y su iglesia. Yo me siento mejor sin ellos".

Ciertamente el lecho donde uno nace influye en la vida más adelante. Yo provengo de unos padres muy católicos, luego ingresé a la vida religiosa y vivo de una manera muy sencilla, no poseo nada, aspiro a una vida muy plena y con mucho deseo y alegría trato de hacer el bien a quien lo necesita. Los niños y los ancianos siempre son mis preferidos.

La iglesia o el templo es un lugar muy especial, porque muchas veces encontramos respuestas a nuestras inquietudes, angustias y temores. A veces no, pero sí el consuelo, la esperanza y fortaleza que tanta falta nos hace en nuestra vida interior.

Veo con frecuencia en muchas familias y parejas discusiones y desgracias. Da la impresión que Dios no habita. Ese clima tan deprimente afecta a todos, en especial, la vida de los niños y adolescentes.

Le quiero recomendar que visite la iglesia y no mienta diciendo que ora y que a Dios lo encuentra en cualquier parte, porque si fuera así, su vida sería diferente.

Qué puede encontrar en el templo, en la iglesia?

1. La oportunidad de hablar con Dios, de ser escuchado, de expresar lo que su corazón sufre o ansía.

2. La oportunidad de hallar esa paz que el mundo no da. Esa libertad interior para disfrutar de la gracia y bendición que Dios está siempre dispuesto a darle gratuitamente.

3. La oportunidad de escuchar su Palabra y hallar la luz y la sabiduría que necesita para sus decisiones.

4. La oportunidad de reflexionar sobre asuntos que quizás resultan inexplicables, pues la fe está más allá de la razón y la inteligencia.

5. La oportunidad de arrepentirse y disponerse al perdón. Es importante dejar atrás las cargas y caminar más ligeramente en la vida.

6. La oportunidad de alimentarse de Dios mismo en la Eucaristía. Si usted creyera en la bondad de Dios, su vida sería más plena y dichosa, a pesar de las dificultades, pruebas y fracasos. Quizás, dejarían de existir.

7. La oportunidad de llevar la iglesia a su hogar. Entonces, en su mesa no faltará el pan, la felicidad en sus hijos, el amor a su pareja, la bendición del trabajo y la salud...

La iglesia entonces se convertirá en una comunión entre Dios y usted, entre Dios y su familia, y podrán juntos hacer frente a las adversidades y pecados de un mundo pervertido y falaz.

Vaya, acérquese al sacerdote y dígale que quiere ser miembro de una iglesia viva y llena de esperanza, como es la iglesia de Cristo.

Sólo entonces, comprenderá que la oración es la fuerza más poderosa de un cristiano y que la iglesia es un lugar muy cercano a su casa.