PAZ PARA EL CORAZÓN ALTERADO
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Jesús nos asegura que en Él no hay razón ni para temer ni para que nuestros corazones estén preocupados. Lo opuesto a un corazón preocupado es la paz, pero, muy a menudo, encaramos hacia la clase de paz equivocada, nos dice Él.
Cuando un cónyuge o amigo discute con nosotros, tratamos de recuperar la paz probando que tenemos razón o haciendo que la otra persona esté de acuerdo con nosotros. ¿Y cuándo esto no funciona? ¿Cómo podemos encontrar paz entonces? Tal vez castigamos a la persona usando "el silencio" o rehusando pasar unos buenos momentos juntos hasta que obtenemos una disculpa. Y si esto no produce paz, ¿entonces qué?
Para cada situación problemática, tratamos una multitud de formas mundanas de sentirnos en paz nuevamente: nos anestesiamos con alcohol o drogas o adicción a la comida o esclavos en el trabajo. Insistimos en nuestros propios métodos, o chapuceamos y nos retiramos, o abandonamos el problema en la falda de alguien más y nos escapamos. Culpamos a otros para calmar nuestra propia culpa. ¿Y cuándo esto no sirve para calmar nuestros temores o calmar nuestros corazones preocupados? ¿Entonces qué?
Aun cuando terminen nuestras pruebas, nuestros corazones atribulados nunca están completamente satisfechos. Una vez que nos hemos quemado, escapamos de todas las llamas ardientes, temiendo que una de ellas explote y nos queme nuevamente. El cinismo y las murallas de autoprotección que dejan fuera a los demás, son signos indudables de que no estamos recurriendo a Jesús buscando la paz que sólo Él nos puede dar.
Jesús dice: "Les doy la paz no como la da el mundo." Su paz es un don que descubrimos sólo uniéndonos a Su vida y a Su Santo Espíritu. Un corazón quebrado nunca será totalmente sanado por aquellos que lo quebraron; sólo puede ser sanado por Jesús.
Dado que nadie puede vencer al mal completamente excepto Jesús, y porque venció al "soberano del mundo" con su sacrificio y resurrección, solamente su amor puede satisfacernos completamente. Pero para recibir su amor perfecto y la paz que viene con él, debemos dejar de insistir en obtenerla de aquellos que nos lastiman. Si, deberían amarnos más; sí, deberían reconciliarse con nosotros y hacer correcciones, pero incluso si lo hacen, nunca podrán darnos el amor completo que Jesús da. Entonces, ¿por qué pedirles lo que no pueden dar? ¡Debemos mantener nuestros ojos en Jesús en todo momento!
Cuando en nuestros problemas y temores Jesús parece estar lejos, recuerda lo que Él dijo: "Me han escuchado decirles "Me voy y volveré a ustedes"." Cuando parece que se ha ido, no hemos sido abandonados. Nos ha dado su propio Espíritu Santo para guiarnos y confortarnos. Seguramente Él hará la voluntad del Padre para ti, ya que tú eres el hijo amado de Dios.




Comentarios