ORE EN TODO TIEMPO
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 3 Min. de lectura
A muchas personas se les les dificulta orar. Cuaresma es un tiempo oportuno para hacerlo. Les dejo algunas lecciones que en mi vida personal han sido de gran riqueza y ayuda espiritual y religiosa.
1. Orar como Iglesia. Cuando un cristiano ora individual o comunitariamente se une a la oración de la Iglesia Universal, al Pueblo de Dios que camina hacia el Padre.
No es una oración solitaria, es una oración en común, unida a otras voces y corazones que alaban y cantan al Señor.
Rezamos con la riqueza de los salmos e himnos bíblicos, y nos unimos a la liturgia de la Iglesia Universal en la Palabra de Dios que salva y santifica.
2. Riqueza espiritual. Esta oración como Iglesia llena nuestro espíritu de fortaleza y conduce a nuestra alma por el sendero que lleva hacia Dios.
Nos enseña a comprender que la vida humana, aunque cargada de pruebas y pecados, dolores y desalientos, lágrimas y sufrimientos también está llena de gozos y alegrías, fiesta y celebración, alabanzas y glorificación.
Oramos con las palabras y experiencias de un pueblo de dura de cerviz, pero que se arrepiente y regresa de vuelta a la Casa del Padre.
3. Actitud siempre abierta a Dios. La tendencia de los tiempos es quizás alejarnos o ignorar la dimensión espiritual del hombre y su conexión con Dios.
Dedicar cada día trienta minutos o más a la lectura y reflexión de la Biblia nos capacita para que nuestros pensamientos, acciones y sentimientos no se enfríen por una vida rutinaria agotada y cansada al extremo por la sobrevivencia y materialismos compensatorios.
Cuando en nuestras agendas damos espacio para una vida espiritual centrada en Dios, muchas de las angustias y fatalidades con las que nos encontramos desaparecen.
Nos mantiene fuertes y valerosos, con un espíritu abierto a un Dios que ama y salva.
4. Sensibles y tolerantes. La oración cristiana, en común o individual, tal como nos lo dice Jesús, en silencio, en lo privado es gratificante, es agradable a Dios.
Nos hace más sensibles al dolor humano y tolerantes con aquellos que viven sus propias angustias envueltos en un mar de fango y desprecio de lo bueno y lo justo.
Oramos por todos, sin distingo alguno. Oramos sin fronteras ni límites. Porque Dios está más allá de cualquier credo o religión.
5. Nos ayuda en las pruebas y tentaciones. El cristiano que ora es tentado más que aquél que ya es esclavo del mismo pecado.
Con frecuencia tengo que luchar a diario contra muchas tentaciones y trampas que el demonio pone delante de mí.
Orar como Iglesia, depositando nuestra confianza en Dios, en su Providencia, en su Misericordia nos arma de las defensas para resistir y combatir el mal y las tentaciones de un mundo cautivo de la soberbia, el egoísmo y la vanidad.
A mayor tentación, mayor oración. Es tan fácil caer, pero nos cuesta levantarnos. Sólo Dios es capaz de iluminar nuestro rostro con su luz y calor, de atraer el corazón a la piedad y al amor, nuestra mente a la verdad y a la sabiduría.
6. Construimos un plan de salvación para nuestra alma. Sí, nos parece casi imposible para un hombre y mujer común. Todos estamos llamados a ser salvos, a alcanzar una vida plena, santa.
Orar nos educa a desoír aquellos planes oscuros y engañosos que nos conducen a falsos y vacíos placeres. La vida no sólo tiene una corta duración, sino la oportunidad de alargarla con la gracia y bendición que sólo Dios da al corazón humano.
Empiece ahora mismo. Ore, para que su vida espiritual tan abandonada, alcance en poco tiempo, frutos agradables a Dios y a su familia. Cuaresma es precisamente ese tiempo que necesita.
"Bendigamos a Dios en todo tiempo." (Salmo 147)



Comentarios