NOS HA NACIDO UN NIÑO

La llegada de un hijo en la familia es un acontecimiento muy esperado y agradecido. Lo celebramos a lo grande.

Siendo así, persisten ideologías contrarias a este hecho tan hermoso. Hay muchas organizaciones que se lucran con esta maldad.

Recientemente me reuní con un grupo de personas del campo cuyas familias luchan por su sobrevivencia. Quedé impresionado del amor a sus hijos y del cuido maternal.

Vendiendo tortillas, frutas y verduras, en la calle o en la casa desde una pulpería o tienda modesta de ropa usada. Ellas encontraban la manera de cómo sacar a sus hijos adelante en la escuela.

Iniciamos Adviento y la primera invitación es abrir nuestro corazón a los designios de Dios.

Sin embargo, son tiempos muy difíciles para todos, en particular, para los que tienen poco o nada. Sin empleo, con deudas, con parientes enfermos, y para remate, bajo un modelo socio político adverso a la vida, la libertad, los derechos humanos... Tiempos de oscuridades y tinieblas.

Siglos atrás el profeta Isaías nos vaticinaba una esperanza para los oprimidos, perseguidos, torturados, encarcelados, que luego Jesús en la Sinagoga ratificaba como una realidad.

"El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos". (Isaías 9:2)

Adviento llega en el momento oportuno. Los acontecimientos están dados y el Señor obrará según ha dispuesto.

Por ello, la primera actitud de todo cristiano es la esperanza. Esperar en la promesa de Dios, en que muestras plegarias han sido escuchadas.

Jesús viene, como ese recién nacido que trae gozo y paz a nuestros hogares. Llega despejando la oscuridad y las tinieblas del mal.