NO TODO ACABA COMO IMAGINAMOS

«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Cada vez las noticias se llenan de números y cálculos, de teorías y espejismos. Las naciones cerraron sus fronteras y todos han corrido a refugiarse.

Dónde ha quedado la fe de aquellos que esperan la Resurrección? Qué significado tiene la Pascua en un mundo cuyo corazón no ha vencido el miedo?

Por qué la duda nos cobija día y noche?

Mira al cielo. Qué ves de nuevo que tus ojos no logran mirar?

Me he recluido, por la fuerza de un patógeno que no sabemos cómo vencerlo. Y, cuando estoy lleno de angustias y me abruman las preocupaciones del mundo, no busco a Dios.

Acaso he comprendido que la vida es más importante que las riquezas, el poder y mi soberbia?

Han pasado los días más importantes para hombres y mujeres que buscan respuestas a sus dudas. Hemos cegado nuestros ojos y llenado de bullicio nuestros oídos. Por qué nos empeñamos en continuar el mal camino?

Los de corazón duro y vacío celebran y se emborrachan, adulteran y llenan su hogar de olores pecaminosos.

Los cobardes se esconden para no ser vistos y envían a los tontos a hacer mimos y llenarse la barriga de agua salada.

Dónde están los cristianos en esta hora? Dónde están el Obispo y el sacerdote que sirven al altar del Resucitado?

Es mayor tu fe que la de Abraham a quien no negó a su hijo en sacrificio? O, tan solo eres aquél que viendo cree.

No soy mejor que nadie, ni más alto ni más bajo. Pero, no dejaré que mi boca traicione mi corazón, ni mis palabras mis pensamientos.

Acaso no arde tu corazón mientras el Señor te habla mientras lees las Escrituras, o ves y escuchas las historia proféticas pasadas, el testimonios de quienes comieron a su lado...?

Qué milagro esperas cuando has recibido de otros cariño, apoyo y amor para los tuyos, mientras tú lo has despreciado, engañado y vuelto en tu contra?

Qué sucederá después de hoy y de mañana? Qué pretendes hacer en favor del Señor tu Dios?

No corrompas lo bueno y santo. No enjugues tus manos de aguas extrañas. No deshonres el pan ácimo que otros desprecian. No abandones al desvalido y hambriento.

Hele ahí, vestido de blanco. Su luz es nuestra luz.

Si esperas la salvación, entonces sal fuera y corre. Ve y cree, y no seas más hombre sin Dios.

Porque está tierra es nuestra, donde no hay fronteras. La hemos recibido en heredad, su sangre ha pagado el precio de nuestras culpas.

Jamás el amor será tan puro cuando ha vencido a la muerte. Seremos tan fuertes cuando más humildes seamos, tan imperecederos cuando hayamos sacrificado todo por la vida sin fin.