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NO TENGA MIEDO NI SE ACOBARDE SU CORAZÓN

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 8 jun 2022
  • 4 Min. de lectura

"La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde". (Juan 14:27)

Estos últimos diez días he vivido sucesos que me han hecho reflexionar. Sucesos muy concretos, los enumero:

1. El clima caliente e insoportable que me ha descompensado mucho y a muchísimas personas jóvenes, de mi edad y mayores. Incluso falleciendo. 2. Los continuos secuestros de jóvenes en las calles del país por enmascarados. 3. El asedio de paramilitares a las filigreses y jóvenes que expresan sus anhelos de libertad y liberación de los presos políticos. 4. El asesinato del reo político Eddy Montes a sangre fría en los recintos de la cárcel. 5. El asedio y militarización de Managua, Matagalpa y otras ciudades del país. 6. La brutal golpiza de más de 30 reos políticos y las condiciones infrahumanas a que sometidos continuamente. 7. La vigilancia de personas en los departamentos y en la capital por paramilitares y guardia militarizada. Y podría seguir mencionando otros muchos sucesos o hechos barbáricos.

Estuve en la catedral metropolitana y vi cómo los paramilitares y policías no permitían dejar ingresar al recinto de la Catedral, con sus armas preparadas y con un trato como si fuéramos delincuentes. Yo, no les tuve miedo y les dije: "Voy a la Santa Misa y quiero hablar con Dios. Me lo vas a impedir?".

Le vi a los ojos y nos dio entrada. Les juro, mi corazón por dentro latía muy, muy rápido bajo aquel sol de casi mediodía de domingo.

Es fácil de comprender ahora qué clase de paz es la de este mundo, la de este régimen que tiene acobardados y sometidos a muchos.

Pero no a mí. Ni a miles de miles de hermanos nicaragüenses, de cristianos y católicos fieles a la promesa del Señor.

Me encontré a una señora conocida, la que estimo. Ella me dijo: "Vi una foto suya en FB. No escriba babosadas. Hay que jinetear el caballo".

No le respondí y me dio tanta pena como piensa y lo que dijo. Yo iba acompañado de una niña y ella me dice: "Ella parece sandinista". Tal vez lo sea. Es su responsabilidad, le respondí a la pequeña y nos fuimos a comer un rico emparedado.

Lo cierto también es que he estado soñando acontecimientos extraños. Observo cambios también extraños en la naturaleza, en la gente, en las familias.

Para mí son reveladores y he estado siguiendo con atención los sucesos que a diario veo y sufren muchas personas, las comparo con las lecturas bíblicas que la Iglesia nos propone en Pascua. Trato de no ver en ellos algo superticioso, leer con sano propósito, buscando el mensaje que Dios quiere que entienda y cuál es la lectura correcta para no ser engañado por el demonio.

Jesús nos ha dicho: "Mi paz les dejo, mi paz les doy. No como la da mundo...". Este maravilloso regalo es para reflexionar más extensamente. Pero, yo quiero tomar lo que sigue a sus palabras citadas al principio de lo que escribo:

"Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde".

Porque he visto y oído a hombres y mujeres de todas las edades sufrir y enfrentarse a quien lo amenaza, fustiga, secuestra y golpea con brutalidad. Qué valor, qué heroísmo! Qué fe en el Señor!

A ellos nos les tiembla el corazón ni se acobardan. Ya quisiera tener ese gran corazón. Y de cara a esta radical e inevitable realidad, escribo tres reflexiones:

1. La paz que Jesús nos da, nace del interior. Si nuestra vida interior es caótica o conflictiva, tenemos que abrir nuestro corazón, nuestra mente y nuestra vida a las palabras de Jesús que nos indican la conversión que espera de cada uno.

La paz del mundo es obsoleta, vacía, sin vida y sin futuro.

La paz de Cristo es luz, sendero y vida nueva. No es opresión, ni muerte, ni maldad contra el hermano. Es estar abiertos a la voz del Padre, porque es la Verdad.

2. Pertenecer a Cristo no es una declaración de fe. Es ser como Él. Enviados por Él a erradicar de este mundo, de esta sociedad actual los ropajes de mentiras, burlas y males que ofenden a Dios.

Si quieres pertenecer a Cristo, emprende ahora mismo un camino diferente. No ese que te han vendido o te has entregado para llevar una vida lejos de los valores de justicia, amor y paz.

3. Seamos valientes frente al mal y confiados con el Señor. Confiamos más en nuestras fuerzas y no en su poder divino. Dios hará "cielo y tierra nuevos", pero nosotros también podemos contribuir a esa nueva creación.

El valor o coraje debe ir acompañado de la plena confianza que Dios tiene el control y que su bondad y misericordia son infinitas.

Estamos muy dolidos y llenos de indignación y odio por dentro. La justicia es mejor que la venganza. Todo aquel que haya cometido crímenes y delitos pagarán su pecado contra Dios y su prójimo.

Que nuestras oraciones y la asistencia del Espíritu del Señor Jesús, enviado por el Padre nos dé fortaleza, valor y piedad. Amén.

 
 
 

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