No sabes cómo te espero, Señor, amado mío.

No sabes cómo te espero, Señor, amado mío. Como el brillo de la aurora, como la cálida tarde que nos regresa a casa.

Cómo te espero, amor mío. Como la ternura de tus labios rojos, como tu mirada limpia, como tus manos siempre abiertas a recibirme.

Cómo te espero, amado mío. La noche se acerca silenciosa, mientras mi corazón late abierto como la puerta del templo.

Ven a mi casa, no dejes de llegar y quedarte conmigo.