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NO LLORES RAQUEL

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 8 jun 2022
  • 3 Min. de lectura

«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven». (Jeremías 31,15/Mateo 2,18)

Es inaudito que no sólo las mujeres, sino que médicos y gentes aprueben el crimen contra los no nacidos.

Pienso que el derecho a la vida humana es intocable. Si hay leyes que permiten el asesinato de personas que se gestan en el vientre de la madre, regresaremos muy pronto a los holocaustos hitlerianos, a costumbres de pueblos bárbaros que asesinaban a los nacidos con defectos corporales, a la esclavitud de mujeres y niños. De hecho, la trata de personas y la exploración sexo comercial de adolescentes y mujeres es un hecho y una realidad condenable.

Hace veintiún años hemos dejado un siglo caracterizado por guerras que cobraron millones de víctimas, más que cualquier Pandemia global, y de dictaduras atroces. ¿Hemos cambiado el mundo?

Pienso que no mucho, porque los viejos modelos ideológicos y políticos no han cambiado, se han convertido en nuevas formas de dictaduras oprimentes de las minorías.

Los gritos en Ramá, los llantos y lamentos de Raquel continúan escuchándose en muchos hogares. Muchos callan, ahogan esas tragedias en el ruido y espejismos de un mundo que no ha aprendido a vivir como hermanos. El egoísmo y la indiferencia tiene esclavizado sus corazones.

Hoy visité dos familias llenas de conflictos, mi sorpresa fue que en realidad no había qué familia no tuviera sus propios conflictos. Conversé con los niños acerca de la Navidad y pude descubrir las limitaciones que tienen y los padecimientos que atraviesan. Me asusta que me digan que creen en Dios, que algunos asisten a cultos o que rezan. Porque, Dios no abandona a sus hijos.

¿Cómo podemos salir de un modelo social esclavizante, dictatorial, inhumano y agnóstico? ¿Cómo el cristiano puede vivir y practicar su fe con gozo y libertad?

Ya a las puertas de un año el cual, tal vez, no se diferencie del que estamos terminando, Jesús con su Natividad nos hace una llamado urgente:

1. A respetar la vida humana y a la familia. A protegerla, a cuidarla y a crear condiciones de convivencia y sostenibilidad apropiadas para todos sus miembros. 2. A proteger la vida de los no nacidos y de las embarazadas. Ambas vidas son amadas por Dios, y los hombres no tienen el derecho de juzgar ni mucho menos coartarlas, o tirarlas como si fueran producto de un ensayo errático de laboratorio. 3. A promover la paz, practicar la justicia, amar la generosidad y la compasión, respetar las diferencias de ideas y opiniones, perdonar y saber reconocer los errores y saber cambiar de vida. Todo ello se aprende en el hogar, la escuela, la calle, la oficina, el campo... No en las redes sociales que difuminan muchas tonterías. 4. A buscarlo a Él, porque la vida del hombre y de la mujer no es tan solo pasarla bien o pasarla mal, sino de trascender. Atesorar tesoros en el cielo, nos dice Jesús, o aspirar a los bienes espirituales y celestiales. Porque, lo material es transitorio, finito, imperfecto, no satisface el corazón humano. 5. A vivir la sencillez y la humildad, pues uno puede tener muchas riquezas o estar en la pobreza, y vivir con un corazón sencillo y humilde. Pues, lo que Dios ve es el corazón del hombre. De así sale todo: maldad y bondad, odio y amor,... 6. A vivir la vida en actitud de espera y de confianza en la Misericordia de Dios. Todos vivimos situaciones muy complejas: en la familia, en el cuerpo, en la mente, en el corazón, en la sociedad, en el mundo entero... Situaciones en la que tenemos que abandonarnos en las manos del Padre. Orar está bien, pero vivir cada uno según la Palabra del Señor es mejor, con actitud de espera y confianza. 7. A cuidar la niñez, a los adolescentes, a los jóvenes y no menos, a los ancianos. Estos últimos han sufrido el desprecio y abandono en muchas partes y de diferentes maneras. Si no prestamos atención a la educación, a los sanos valores y buenas costumbres de los hijos, no veremos familia ni sociedades fuertes y durables. Si no, grupos sociales aislados, presa de poderosos que sólo piensan en sus propias conveniencias.

No llores Raquel, ha nacido Jesús, y desde Egipto, donde emigró, acoge tu llanto, pues ha venido al mundo para devolver el rostro que Dios había soñado antes de la Creación.

No llores Raquel, tu hijo arrebatado de tus brazos, aún viven en las madres que aman a sus hijos y gozan sus embarazos como una bendición del Cielo.

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