NO DESISTO, ELLA LO SABE BIEN

Desde que mis padres me enseñaron a orar a los 3 años, a considerar a la Virgen María como mi madre, mi amor por ella ha ido haciéndose más fuerte y profundo..

No hay día que no acuda a ella y rece el Santo Rosario con mucho cariño y confianza. Es la oportunidad que tengo para recordar a decenas de personas, a quienes me han pedido oraciones, por los que sufren y están en mala situación, por los matrimonios, por los generosos y los que no lo son... Tengo muchas razones e intenciones para rezar. La Iglesia lo necesita, mi pueblo lo necesita, la Obra lo necesita y yo, también.

Cuando pasan por la casa los Testigos de Jehová o cualquier otro protestante cristiano les digo por qué sus prédicas son tan vacías y llenas de desamor. Ciertamente, hay sacerdotes y hasta Obispos que sus sermones son desalentadores.

Les comparto tres motivaciones personales de mi amor a la Virgen María, la madre del hijo de Dios.

1. María es el receptáculo del amor de Dios al hombre pecador. Sin ella no hubiera sido posible el cumplimiento de la promesa de tiempos pasados. No podemos negar este hecho y todo lo que significa para nuestra vida cristiana.

Cuando estoy orando, me quedo atrapado en la "apertura" del corazón de María. Ella atenta, sumisa y dispuesta a la Palabra de Dios.

A los cristianos nos falta esa actitud abierta al Padre. Hablamos, decimos o escribimos mucho, pero vivimos así?

Esa actitud franca de María no lleva a la verdadera humildad, al reconocimiento de lo que somos y a acoger el deseo, la voluntad que Dios quiere para sus hijos creados.

2. El silencio de María. Siempre me impresiona cuando Jesús la ha visto venir y le dice a quienes lo siguen que "su madre y hermanos son los que escuchan su palabra y la ponen por obra". Y así en dos ocasiones más.

María reconoce en su hijo, Jesús que tiene una misión muy sagrada, que va descubriendo junto con los discípulos y apóstoles por los muchos lugares donde predicó. Ella fue testigo junto a otras muchas mujeres de que Jesús se enfrentó con valor y potestad a los poderes del mundo y del demonio.

En María, encuentro esa fortaleza, ese valor y confianza. Hago silencio con ella porque me dejo llevar por la voluntad de Padre en contra toda razón o sentimiento adverso o frío.

3. Su cercanía. No es una diosa de madera, cemento, yeso, mármol o pintura bellamente elaborada por manos humanas. Ese percepción es bastante ofensiva y vulgar.

Me parece irónico que mientras levantamos en las calles y avenidas estatuas, monumentos, y nombramos escuelas, lugares y edificios con nombres de personas.... Se continúe maltratando el nombre de la madre de Dios. Hasta colocamos la memoria de hombres de vida santa por encima de María. Dios es Santo y Único. María es la flor más bella.

Cuando me siento abatido y con el corazón en pedazos, recuerdo a mi madre, a María. Porque sé que Dios ha depositado en ella el consuelo maternal. El poder milagroso del amor que todo sana.

No me importa que no sepas de ella lo bueno. Te recuerdo en mis plegarias y oro para que sanes, seas feliz, fuerte y valeroso. Que en tu hogar no falte el pan y el trabajo, que tu matrimonio e hijos sean bendecidos, que tu empresa prospere y que respetes y ayudes al pobre y desvalido.

Madre del amor hermoso, de mí no te apartes. Ven conmigo a todas partes y bendícenos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.