MUCHAS VECES LO QUE QUEDA ES SÓLO ORAR

Sí, ahora más que tiempos pasados.

He observado con gran atención a muchas adolescentes y con algunas de ellas, conversado. Apenas tienen doce o trece años y tienen más "amigos" en FB que yo y sostienen unas contestaciones que me han dejado sorprendido.

Es más, niños de apenas cinco y siete años tienen una cuenta en FB, Instagram... Es increíble cómo las redes sociales están acelerando la madurez en nuestros niños.

Si antes los padres desconocían las amistades y conversaciones de sus hijos, ahora es inmanejable. Ellos a temprana edad van fragüando su propio mundo. Un mundo insospechado.

Cada vez que me encuentro con los adolescentes, los escucho y trato de ayudarles a discernir en el bombardeo de ideas y pensamientos que invaden su incipiente mentalidad. Apenas empiezan a transitar de la niñez a la adolescencia, nos damos cuenta que ya se han hecho una mujer o un hombre muy pronto. Y en un salto, a ser padres.

He conversado con una linda niña de catorce años cargando a un tierno bebé, su hijo. Lo llevaba muy contenta y como diciendo, "es lo que yo quería".

Todos los días veo a una niña de once años que desde muy pequeña la televisión, ahora, el computador o la tableta ocupan casi todo su tiempo. No se pierde series, novelas y películas.

La enseñanza escolar no presencial ha reforzado aún más está dependencia. ¿Cuánto está aprendiendo, asimilando está niña? ¿Qué tiempo tiene para repensar todo lo que ve y escucha? No lo sé.

A mí me gusta escribir, leer y conversar con las personas, y aprovecho estos medios. Pero, no tengo tiempo. Está generación tiene todo el tiempo, y gastan dinero y sacrifican su sueño hasta madrugar en las redes sociales. Es un hábito que está causando graves consecuencias a su salud mental y física.

Hay mucho que comentar acerca de estos nuevos contextos y panoramas en los que viven nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

Me parece que la psicología, la ciencia social, las relaciones humanas, y ciencias como la antropología y la medicina deberían prestar mayor atención a todo esto.

Así que, no sólo me resta orar por ellos, sino de compartir unos consejos que creo siempre son necesarios considerar.

1. El papel de los padres. Es vital sostener siempre una conversación abierta, sincera y madura con los hijos. Impregnar en ellos, autoconfianza, espíritu crítico, capacidad de pensar por sí mismos y aprender a decidir por lo bueno y honesto. No se puede abandonar la responsabilidad de ser padres con excelencia frente a los hijos, y en este está en insustituible rol, el buen ejemplo personal vale mucho.

2. Aprender con ellos en saber manejar las redes sociales, estos instrumentos que cada vez se inventan de manera exponencial es un tarea pendiente. Son medios y por serlos, hay que comprender que no debemos ser instrumentalizados por ellos. Sin darnos cuenta nos socavan nuestra vida privada. Es más, muchas veces los convertimos en medios de odio, violencia, desinformación, división, de mentiras y chismes... Terminando en un escándalo vulgar a vistas de todos.

Hagamos de ellos instrumentos de buena amistad, de franco apoyo, de ayuda mutua, de respeto de los demás, de un espíritu reconciliador, de libre pensamiento, de amor limpio y honesto, de paz interior...

3. Abonar a un mundo con más valores humanos y a generaciones con un espíritu diverso pero respetuoso de su individualidad.

Las personas están cambiando de manera muy rápida, mucho más que antes.

Tengo la impresión que lo que llamamos "espiritualidad" está dando paso a un pensamiento agresivamente secularizado.

Pongamos atención al impacto que ha causado la actual pandemia en la religión, en las prácticas religiosas. El impacto y la resistencia en la manera de relacionarnos, en la familia, en la educación y no digamos, en la economía. Porque es casi una debacle lo que está ocurriendo en la sobrevivencia de los individuos y familias, muy profundamente, en las más pobres.

Pero, siendo así, nos ha abierto los ojos para transformar el modelo de sociedad... De vida que seguimos viviendo. Da la impresión que vivimos como ausentes.

Usted puede seguir reflexionando de manera más libre, positiva y realista. Pero, ¿cuál sería entonces la realidad que nos espera?

No tan solo oro para que esta nueva realidad, este mundo se parezca o sea más cercano al querido o ideado por Dios, sino que procuro trabajar en esa dirección buscando en lo profundo de mi corazón, su Palabra.

Dios nos bendiga y siga amando.

Bro George