LOS PLANES DE UN VIAJE

Lo tenía listo y ya era muy seguro que todo saldría como lo había planeado.

Un evento socio político cambió drásticamente aquel plan. Y el año siguiente fue lo mismo, y lo mismo después hasta que llegó una larga temporada que fue imposible viajar. Los aeropuertos estaban cerrados.

He empezado, tras casi un año de continuar sujeto a enormes riesgos y controles, con aquel plan en la mesa, de iniciar un "corto" viaje en visita de bendiciones y gratitud a decenas de amigas y amigos. De personas que pienso necesitan aliento y cariño.

Hay amigos que ya no encontraré porque han marchado, y otros que por su edad, están sujetos a cuidados especiales.

Empezaré con los más cercanos en el país que resido. Será difícil verlos a todos, aún así los llamaré y escribiré. Y después, según sea posible, a quienes están en la región.

Es un viaje en el que pongo mi confianza en Dios, porque siempre Dios tiene sus propios planes, y me gustarían que los míos fueran los suyos.

Tengo varios amigos enfermos, sin trabajo, con problemas y sin esperanzas. A mí me importa mucho que sus vidas sigan adelante, sanos, fuertes, laboriosos, esforzados, prósperos... Lleno de fe, armonía, felices y realizados.

He empezado el año dedicando una oración por cada uno de ellos y sus familias, porque sé que la oración contiene un gran poder.

Quiero entonces, decirles que si no logro llegar físicamente, lo estaré espiritualmente.

Y adelantarles: Mi gratitud por ser buenos y generosos; mi bendición para su familia y proyectos; mi abrazo cargado de fortaleza y amistad; mi consuelo para los momentos difíciles y sin luz; mi Rosario y Oración para que Dios proteja y santifique su vida y hogar; mi alegría y esperanza porque sólo en Cristo, el Señor encontramos salud, paz y una nueva vida.

Seré el visitante sin aviso e inoportuno, tocaré a su puerta o haré sonar su teléfono.

Llevo en mi corazón un mensaje muy hermoso, en mi pecho un crucifijo y en mis manos, mi rosario.

BENDICE A TUS HIJOS E HIJAS, OH DIOS, PADRE DE TODOS, SEÑOR DE LA MISERICORDIA Y DEL AMOR PURO. EXTIENDO MIS MANOS EN TU NOMBRE PARA QUE LLENES DE TU LUZ MAGNÍFICA SUS VIDAS Y FAMILIAS. SANA NUESTROS CUERPOS ENFERMOS, LIMPIA Y PROTEGE NUESTRA ALMA DE TODO MAL.

BENDITO SEA TU SANTO NOMBRE EN CIELO Y TIERRA, Y TU VOLUNTAD SE HAGA SIEMPRE.

SEA ASÍ, POR CRISTO, TU HIJO EN UNIÓN DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.