LO VI DE LEJOS

Empezaba atardecer y las avenidas estaban llenas de vehículos y gente que iban y venían, subían y bajaban si acaso verse los unos a los otros. Unos emprendían regreso a casa, mientras otros viajaban al puesto laboral.

El cielo se cubría de gris y corría un aire frío. Con el rostro cubierto apenas se miraban los unos a los otros como vecinos o amigos.

De lejos vi que corría un pequeño, no estaba seguro de saber si sabría quien era. A pocos metros, supe que Josué venía solo, llevando sus ochos años de vida entre el bullicio de la acera.

-¡Josué!, grité levantando la mano para que me viera, cuando él desde lejos ya me había reconocido.

-Josué, ¿cómo estás? Te has venido solo desde casa, ¿nadie viene contigo? Nadie. Llevaba esperando ya algún tiempo que yo apareciera.

Josué es un pequeño que siempre lo veo en la calle, o en casa de otras familias. Los padres nunca me dan cuenta de sus estudios y de donde está cuando pregunto por él. Pero esa tarde, me esperaba y lo vi de lejos.

De regreso, me habló de lo le había sucedido y de un sueño que había tenido ayer noche. Los niños raramente cuentan sus sueños o se olvidan que soñaron. Pero Josué, quería saber acerca de su sueño.

Era un sueño maravilloso, lleno de colores y sonidos, de luces y de un camino largo y lleno de gente. Por unos breves segundos traté de hilar el conjunto de elementos que Josué mencionó acerca de su sueño. No recordaba mucho, pero fue suficiente para interpretarle lo siguiente:

Josué, tu sueño es hermoso. Dios muchas veces nos habla en nuestros sueños para decirnos lo importante que somos para Él y qué es lo que espera de nosotros. Colores y sonidos son un conjunto muy lindo que nos dice que tu vida estará llena de armonía y felicidad, por ello tienes que tomar importancia a lo que haces, cómo lo haces y no descuidar tu propia formación. Ese camino largo que has visto es una vida larga llena de alegrías y también de tristeza, pues ambas son necesarias para comprender el tesoro de la vida misma; cuida tu salud y dedica tiempo a tu descanso. Las luces que has visto serán momentos que aparecerán tarde o temprano en tu vida como las oportunidades para crecer y madurar. No te apresures, vive cada día con entrega y generosidad. Es un grandioso presagio de una vida completa que te espera.

Josué, abría sus pequeños ojos dulces y brillantes como si estuviera viendo aquel sueño hecho realidad.

También, lo deseé en mi corazón que aquel hermoso sueño se hiciera realidad. Porque todo niño merece alcanzar la plena felicidad en este mundo tan controversial.

Lo había visto de lejos, y ahora, lo reconozco. Cada niño es un gran regalo que abrimos con gran felicidad como para un cumpleaños o para Navidad. Es un tesoro que descubrimos oculto y lo guardamos del mal y la mentira, del odio y la impiedad.

Esa tarde, nos fuimos juntos a tomar un atol de elote en la esquina de su casa, junto a otros niños, muy cerca de la casa de sus padres que nos miraban entre risas y comentarios. Porque había llegado el gozo al pequeño Josué.