LO QUE CUESTA, VALE LA PENA
- estradasilvaj
- 29 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Quienes han luchado desde jóvenes saben lo que significan esas palabras.
Levantar una familia requiere consagración, mucho trabajo y amor. Hay hombres que se olvidan pronto de ello y se pierden en el camino.
Ahora, imaginen lo que significa levantar un país. No es nada fácil cuando se quiere caminar por medios honorables, legales y justos.
Una nación no se levanta por medio hostiles, a punta de violencia, engaño, extorsión, miedo y amenazas. Eso es un camino totalmente equivocado y de tiempos donde la vida humana poco valiera. Es una mentalidad totalmente acaecida, mórbida y oscura.
Son tiempos difíciles y experimentamos amenazas de toda clase. Apenas vemos el sol en la mañana, por la tarde nos viene una tormenta.
Pero no todo es terrible o un destino fatal. Hay personas, naciones que salen adelante, luchan juntas, confían entre sí, trabajan con gran esfuerzo y confianza. Y, sobre todo, confían en Dios.
A lo largo de mi vida he visto mucho dolor y sufrimiento, desgracias y grandes amenazas sociales y naturales. En medio de ellas, ha sido como un mal tormentoso. Pero, he sobrevivido.
Quien no pierde las esperanzas, es capaz de superar las dificultades. Quien se levanta y da oportunidad a otros, crece y es afortunado. Quien enfrenta sus propios miedos y acepta sus errores, es un hombre y una mujer que ha comprendido el verdadero valor de la vida.
Nadie sabe que vendrá después. Si el mañana será frío o caliente, si lloverá o hará una brisa cálida, si nos visitará un ciclón o hará un día espléndido. Nos preparamos para lo peor. Nos quieren imponer un modelo de vida controlado, sujeto a nuevas normas que laceran nuestra libertad y capacidad de emprender con idealismo, vigor, determinación y entusiasmo un nuevo amanecer.
Les pido que no se dejen vencer por sistemas de vida, por ideas y leyes que están en contra de nuestra naturaleza humana. Que están en contra de nuestra fe y creencias. Si es buena fe y creencia, haremos el bien, actuaremos con justicia y amistad, apoyaremos a quienes están solos y desempleados. No dejaremos que las familias se ahoguen en la miseria y el abandono.
Hay que seguir luchando cada día. Enseñar a los hijos y a los jóvenes a ser emprendedores, honestos y buenos trabajadores, a ser magníficas y generosas personas.
Y, con nuestro testimonio personal, con nuestra fe que anida en el interior de cada uno, descubran a un Dios que los ama y no los abandona en los momentos más duros de la vida.
Con todo mi corazón, con mis sinceras plegarias oro para que así sea. Porque, cada vez que tomo entre mis brazos a un niño, a un pequeño inocente, veo en sus ojos los hermosos deseos de ser felices, amados, respetados, protegidos, libres, grandiosos...
No todo lo que vemos y escuchamos es verdad. Su vida, la de su familia, la de sus familiares, amigos y vecinos es un don valioso y, por lo tanto, hay que seguir luchando para que ningún sistema o grupo malvado atente contra ella.
Dios bendiga su trabajo de cada día y los buenos deseos que habitan en su corazón. Así sea.

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