LO MÁS HERMOSO QUE ME HA OCURRIDO
- estradasilvaj
- 16 jun 2022
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A lo largo de mi vida me han sucedido acontecimientos buenos y malos, alegres y tristes. En medio de todo, me siento afortunado.
Que Dios haya pensado en mí y me haya llamado para su servicio, es inmensamente gozoso.
A veces pienso y digo a mis hermanas, yo creo que he cumplido lo que se me ha pedido y esforzado en hacerlo de buena fe y alegría. No sé si hay algo mejor que pueda hacer por los demás.
Todas las noches atraviesan mis pensamientos, cientos de rostros y nombres... Hasta balbuceo.
Yo he criado a tres varones; y, también ahora, a dos niñas ya adolescentes y a un lindo niño. Es como mi familia. Ya ellos toman sus propias decisiones y les acompaño.
Pero, esto no acaba. Me siguen un gran número de niños y adolescentes que buscan cariño, protección, apoyo y el conocimiento de Dios. Así que, como dice el mismo Jesús: "la mies es mucha... Pidan al Padre que envíe más obreros a la mies".
Los meses que hemos vivido y los que vendrán después, sin saber cuántos si mejores o peores, es un camino angosto.
Aprendemos cada día, guardamos en la memoria las experiencias más ricas y tratamos de vivir con intensidad. Caminamos sobre vidrio y hasta el aire lo sentimos enrarecido.
Somos afortunados? Creo que sí. Porque nos damos cuenta que la vida es un tesoro. Nuestra vida, la vida de los demás. Y todo está íntimamente relacionado con lo creado por Dios y con Dios mismo.
Tengo la clara visión que se nos está pidiendo que nos rebelemos contra todo aquello que desprecia la vida humana y el amor a Dios. No un Dios intangible, sino hecho carne, que se hizo uno como nosotros y no tuvo reparo en entregar su vida para salvarnos.
Tenemos su Legado escrito, un signo de amor eucarístico, una plegaria que es escuchada y la promesa de la resurrección.
¿Qué necesitamos más? Dios no le quitará al hombre su libre albedrío, su capacidad de edificar y de amar con todas sus fuerzas.
Yo te pido que no desaproveches el tiempo que tienes, ni el lugar en donde te encuentres. Aún sea este el más duro, como el hospital, la fábrica, la minería, el campo... O, la invalidez, la ceguera o cualquier impedimento.
Así que, sigo creyendo que la caridad es mejor que la esperanza y la fe.
Estoy casi seguro que la iglesia que Dios quiere es esa donde los laicos, los bautizados y llamados se reúnen como hermanos para orar juntos, apoyarse mutuamente, compartir lo que tienen o poseen, celebrar la vida que fue recibida por el Espíritu.
Tenemos la oportunidad de ofrecer a los hijos, a las nacientes, pequeñas y jóvenes generaciones, un mundo nuevo, seguro y pacífico.
Lo podemos lograr, debemos hacerlo. Los de arriba no son más que los de abajo.
"En tus manos, oh Dios, pongo esta misión. Ven amigo y hermano, ven Señor, que los hijos esperan el pan caliente, la palabra alegre, el abrazo confiado, tu Cuerpo y Sangre redentora. El agua de vida, la luz sin fin y la sal que limpia."
¿Me sigues? El Señor espera en la orilla.




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