LAS REJAS INICUAS

Todos los días las mujeres llegaban a buscar a sus hijos, hermanos o padres; se apostaban bajo los rayos inclementes o de la tormenta copiosa que caída de los cielos.

Nadie, ningún carcelero le daba razón alguna; de si estaba bien, o de si estaba allí. Los ojos de aquellas mujeres ya no tenían lágrimas y su corazón se había llenaba de piedad; su voz de un nombre que repetía sin cansancio; su corazón de coraje y valor. Pasaron los días y las noches, las semanas y los meses.

El jefe y los cancerberos se burlaban por dentro de sus almas manchadas de sangre y torturas, y aquel lugar se convirtió en insano y de bárbara tropelía.

El pódium de la justicia fue convertido en un sitial de mercaderes del mal y la mentira. Su lenguaje estaba lleno de falacias torcidas y de ambiguos y deshonestos testimonios, muy lejos de la credibilidad y de la fe. Aquel lugar olía a muladar.

Así fueron llegando muchos, de rostros jóvenes que fueron llevados a la fuerza y sometidos a indignantes y tratos crueles, hombres y mujeres de corazón bravío y decidida voluntad, de manos limpias y mente pacífica.

Ya los condenados por crímenes y graves delitos fueron liberados; fueron contratados a cambio de su envenenada infamia, llenando las calles de mercenarios y homicidas.

Rejas inicuas! Qué has hecho de la justicia? Del justo, del que obra sin maldad, del que camina por la paz y la verdad. "No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra". (Gálatas 6:7)

No hay peor justicia que la del malvado, les digo. Porque no obra según la verdad y hace todo lo posible para oscurecer todo bien. Utiliza su fuerza y dinero para oprimir, y aplacar el miedo que lleva por dentro. Porque "dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos" (Salmos 1:1)

El mal no dura mucho tiempo, y la mentira será desnudada por la verdad.

A las mujeres que esperan y luchan por la libertad de sus amados hijos, les digo que "no nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos". (Gálatas 6:9 ). El Señor nos librará, enjugará nuestras lágrimas y llenará nuestros corazones de inmenso gozo; porque Dios "pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras". (Romanos 2:6 )

Esperemos confiados, no abandones el sendero del perdón, tolerancia y confianza en el Señor. Trabajemos unidos, demos fortaleza al tímido e indiferente, al insensato y acéfalo; despojemos al mentiroso y morboso de su inútil vida pecaminosa con nuestra oración perseverante.

"Porque el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles. El Señor los protegerá para siempre, pero acabará con la descendencia de los malvados.". (Salmos 37:28)