LAS PROMESAS Y LAS PROFECÍAS
- estradasilvaj
- 12 ene 2023
- 3 Min. de lectura
No acabaría de escribir sobre lo que está ocurriendo en mi cabeza cuando he colocado este título de "Las promesas y las profecías". Centraré mi reflexión en una sola idea, y es esta: "Dios cumple sus promesas", y lo podemos encontrar a lo largo de los libros bíblicos y en su propio Hijo, que es la Palabra misma.
Apenas llevamos siete días y un poco más del año después de una gran amenaza a nuestra vida, a nuestra salud, la cual no ha terminado.
En unas de mis reflexiones durante los primeros meses de la revelación de esta terrible noticia a la humanidad, decía que "todos de alguna manera quedaremos contaminados del virus...". Y lo digo, porque yo siento que he estado y aunque no me he hecho ningún examen que lo indique como positivo, sé que los riesgos son inminentes y están a un paso en la calle, en la casa o en el lugar menos pensado.
Tenemos que acostumbrarnos a vivir con ello, pero no actuar de manera irresponsable de abandonar las recomendaciones médicas y sanitarias que nos prevengan de un contagio que nos podría conducir a la muerte, o a la de otros. Hay que continuar siendo cuerdos y sensatos en la manera de cómo conducirnos a lo largo del presente año.
Las clases para los niños, adolescentes y jóvenes inician, y los riesgos están ahí presentes. Así, como el gran desafío de la educación se convierta en un aprendizaje realista y transformador desde la tecnología, la cual está aficionándonos a todos y a depender y aprender velozmente.
Hemos escuchado y continuaremos escuchando muchas "profecías" todos los días. No vivamos de profecías, sino de la confianza que como seres humanos somos capaces de sobrevivir inteligentemente a esta amenaza y a cualquiera otra.
No perder la confianza en que nuestra fe en Dios no es algo etéreo, fugaz, intangible, tonto... Sino una realidad profundamente humana y que está en la raíz de lo que creemos desde pequeños y jóvenes. Dios no es un engaño ni un farsante.
Yo siento desde el corazón que Él continúa obrando maravillas, en un mundo que fácilmente le damos vuelta arriba todos nosotros. Esta tarde conversaba con una adolescente preciosa, muy aficionada a las redes sociales y que dedica demasiadas horas a ellas, lo que pienso es dañino para su salud mental, sino también corporal y espiritual. Ningún abuso es sano.
Mas bien, ella me contaba lo que veía y escuchaba, de las fantasías que ha creado en su mente y de las "nuevas realidades" que invaden las cabezas de nuestros pequeños en la calidez e intimidad de su espacio en el hogar.
Es importante escuchar y saber orientar adecuadamente, corregir aquello que no veamos correcto y realista. Porque cada vez, hay una invasión sin frontera que rompe los sentimientos, deseos, sueños y planes de todos.
Me preocupa mucho el crecimiento de la fe de los niños y adolescentes, no digamos de los jóvenes que se hallan en un tormentoso mundo donde tienen que reinventarse y luchar con las uñas para salir adelante.
La familia por ello es el núcleo, la plataforma primordial donde ellos deben conocer a Dios, y su obra. Conocer a Jesucristo, su vida y su misión. Existen en las redes muchos recursos que deberíamos darles a conocer adecuados a sus edades.
Continúo pensando que la mejor enseñanza es el ejemplo que demos con nuestras palabras y vidas, en cualquier lugar. Porque, las calles aunque solitarias, siguen arrastrándoles hacia los vicios y males, muchos males muy dañinos para el espíritu humano y la fe cristiana o cualquiera otra fe que humanice.
Dios no es una profecía, es una promesa cumplida en su Hijo Jesucristo. Es la Palabra hecha carne, es la luz en las tinieblas, las mano fuerte cuando nos ahogamos, el faro cuando pensamos que todo está perdido... Es la resurrección, cuando hemos perdido lo que amamos en esta vida.
No hagas de cada día un presagio, hazlo un día maravilloso, porque Dios obra maravillas que aún no vemos. Allí en medio del dolor, el sufrimiento, la enfermedad.... la desesperanza y el odio. Cada día me confieso ante Dios como una obra inacabada, frágil y sola... A veces termino el día agotado... y son pocas las horas que logro un éxito en el dormir bien. Cómo deseo descansar bien! Con el corazón lleno de confianza y paz, ruego a Dios que no se olvide de sus hijos e hijas, que nos dé fuerzas y un gran gozo.
En mis plegarias de la noche, no olvido al mundo entero, a cada uno de ustedes, y en especial, a los enfermos, huérfanos, hambrientos, inmigrantes, sufriente... Hay tanto por quienes orar. Dios, todopoderoso, dador de vida y amor supremo, los bendiga, conceda salud y sus sueños sean realizados y espléndidos. Amén.

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