LA ÚLTIMA VISITA

Estaba como de costumbre apremiado por el tiempo, pues los niños no tardaban en regresar de la escuela.

Se aparcó un vehículo y vi descender a una señora que con dificultad salió y se acercó a la puerta con un joven. A esa distancia no les reconocía.

Ya muy cerca de ellos caigo en cuenta que son unos amigos. Les hice entrar en casa y comenzamos a conversar muy animadamente. Tenía más de dos años de no verles.

La señora me dijo que había tenido muchas tribulaciones y sobrevivido a dos derrames cerebrales. Su cuerpo daba cuenta de aquellos sucesos dramáticos. Y entre varios temas, me revelaron la desaparición de un pariente hace tres años de su intento por regresar a los Estados Unidos de América. Hablamos del asunto y expresé que podía ayudarles en la búsqueda, pues tenía algunos amigos en México y USA que trabajaban en organizaciones sociales.

Aquel encuentro se convirtió en un alivio para la señora y su hijo, pues me confesaron que no se habían decidido en pedirme tal ayuda por cierta pena.

Les dije que eso ocurre con frecuencia, pero que no había que perder las esperanzas y hacer todo lo posible para hallar al familiar desaparecido o no encontrado.

La hora transcurrió rápidamente y nos despedimos entre abrazos y agradecimientos.

Ha pasado ya una semana y esta mañana su hijo me ha llamado diciendo que su madre había fallecido la mañana del lunes 22. Me sorprendió súbitamente.

Cómo es la vida! Se nos esfuma tan rápido. Sin saberlo, te da tiempo para visitar a tus amistades.

Por eso, hay que vivir cada momento como amor. Porque al final, el amor y la amistad es lo tenemos y dejamos.

No olvidaré su imagen y su nombre. Lo buena y luchadora que fue esta amiga señora.

Cómo aquella visita fue su última. El Padre bueno y amoroso la reclamaba para sí. Descanse en paz Marcia.