LA RISA INCONTENIBLE

No recuerdo la última vez que reí a todo pulmón y me sentí tan bien, recuerda con cierta nostalgia Pati. La agitación y rapidez del ritmo de la vida me ha transformado en una persona que apenas sonrío. Desde que me veo en la mañana en el espejo antes de salir de casa, sólo me ocupo en maquillarme cuando voy de regreso a casa. No siento en realidad que presto atención a lo que soy en realidad. Veo a personas que disfrutan reir y parece que tomaran más despacio sus asuntos. A veces no siento que en realidad soy feliz. Qué debo hacer para que lo que hago o me rodea no me quite la alegría de vivir? Una tarde de sábado salí del trabajo y antes de tomar taxi, una mano me detuvo. Era Marco, un amigo de secundaria que le había perdido el rastro. -Hola Pati, cómo te ves de bonita. Me dijo con una gran sonrisa. Sus ojos gatos, hacían que sus palabras sonaran espléndidamente. -Marco, expresé sorprendida y, a la vez, desorientada. Qué grata sorpresa! -Pati, vamos a tomar un café o lo que prefieras, me dijo con encanto. A lo que accedí. -Dime, qué has hecho. Te veo bien y realmente, encantadora. Sus palabras no sonaban a lisonjería o a un coqueteo vulgar. Me hacían sentir reconocida, y por qué no, muy a gusto de tan inesperado encuentro. Transcurrimos no sé cuanto tiempo, y a medida que los recuerdos surgían, nos reíamos sin parar. Tuvimos que cambiar de local, y nos fuimos a un restorán muy cerca de la playa. Aquello resultó extremadamente placentero. No sé cuando nos dimos cuenta que ya iba en camino al amanecer, y la noche había quedado acolchonada por las estrellas. La suave brisa hacía que el momento fuera magnifico y las velas ya casi apagadas, habían roto el dilema del nuevo día. El domingo surgía de entre el océano sumergido, con un delicado rayo de luz que se iba intensificando. No quería abandonar ese plácido encuentro. Él, muy cortésmente me dijo: "Gracias, necesitaba encontrarme con alguien como tú. He tenido malos momentos, y al estar contigo, todo ha quedado atrás. Tienes algo muy especial, tu sonrisa y tus hermosos ojos miel. No sé si te has dado cuenta". Pati, no sabía qué decir ni pensar. Se sentía profundamente halagada. Y agregó Marco: "El lunes es mi último día de vida. Tengo cáncer. Pero al encontrarme contigo, pienso que la vida es una risa incontenible de sentido tras sentido. No dejes de vivir intensamente cada momento, pero con verdadero sentido como hemos disfrutado los dos. El amor no es necesariamente lo que pensamos o sentimos. Es como abrirse al otro desnudo de todo aquello que nos envuelve de placeres pasajeros y sentimientos que agonizan. No dejes de sonreír y de reír

sin miedos. No dejes que lo cotidiano te maltrate y te ahogue en la amargura y el cansancio automatizado. Ama en profundidad y comparte lo poco que posees: tiempo". La abrazó y con un ósculo en la mejilla, la encaminó a la puerta del taxi. No se volvieron a ver más. Desde ese día, la chica de ojos color miel, irradió su rostro de luz y sus años fueron dichosos.