LA PUERTA CERRADA

Hoy por la tarde tenía una gran necesidad de estar con el Señor Sacramentado, pero encontré la puerta cerrada. Me pareció extraño.

Los templos de las Parroquias debe tener una puerta abierta, porque necesitamos de Dios. No es la primera vez que me ocurre.

No encontraba ningún lugar adecuado para orar, así que tuve que regresar a casa.

Hace viento, algo frío. La luna brilla en lo alto y algunos ruidos se filtran de aquellos que no pueden vivir sin el televisor o la tablet.

He buscado en el porche de la casa un apartado lugar y elevando mis pensamientos dije:

"Padre mío, te he buscado con todo mi ser y deseaba estar a solas contigo. Me han ocurrido muchas experiencias que tú bien sabes que son. Te confieso que a veces no puedo con ellas y me confundo, porque en la angustia de encontrar respuestas, me olvido que tú estás a mi lado.

Me he entristecido porque la gente confunde a los niños enseñándoles falsas o inadecuadas doctrinas sobre nuestra fe en Jesús. Hay tanta confusión en muchos templos y los predicadores y pastores no saben conducir el pequeño rebaño.

Ayúdame a llevar tu luz con una vida limpia, la fe con un ejemplar testimonio de amor y tu Santa Palabra con la fuerza de tu gracia que sólo tú me puedes dar.

Hay muchos niños sin haber recibido el Santo Bautismo y ellos son presa de los ardides y seducciones de la calle. Las niñas adolescentes caen en las trampas de la sensualidad y pasiones vulgares de músicas y hombres sin escrúpulos.

Te pido oh Amado Dios que infundas en mí, un corazón puro, capaz de salvar a estas pequeñas generaciones.

Te prometo comulgar a diario si me fuera posible, orar al menos una hora en tu presencia, rezar el Santo Rosario y de comer compartiendo el pan con el necesitado.

Ayúdame a no desfallecer, en buscar los recursos para que los niños no sufran de hambre, de enfermedad, de educación, de protección y que ellos te amen y conozcan como yo.

Suscita en el corazón de mis amigos y benefactores sentimientos de generosidad y caridad. Bendícelos y provee su viña.

Dame un corazón fuerte y joven, un espíritu contrito y decidido en continuar con tu obra salvadora.

Me aferró a tu santa cruz y entrego mis días confiado que al Cielo he de llevar más almas que la mía.

Bendito seas Dios, en el cielo y en la tierra. Amén."