LA NOTICIA CALLADA
- estradasilvaj
- 3 ago 2022
- 2 Min. de lectura
Hoy recibí una noticia dolorosa. No la esperaba que llegara tan pronto.
El amigo me pidió que no comentara al respecto y cerré mi boca, más no mi corazón.
No escribiré sobre el suceso por ahora, pero sí tengo algunas reflexiones que me veo forzado a sacar de mis pensamientos.
Escuché a un precioso niño de casi cuatro años que mirando al cielo nocturno dijo: "La luna está tierna", mientras leía yo las lecturas bíblicas del domingo siguiente.
Cómo pasan los años de rápido y nos vemos envejecer en el espejo, vemos huir el tiempo como el viento que surca los horizontes, como la flor fresca de la mañana y al atardecer marchita está.
Al volver la mirada a lo alto, vi aquella luna naciente, aún tierna, aquella luna que siempre ha estado ahí por tiempos inmemorables observando la vida de los hombres y mujeres sobre tierra y mares, en lo abierto y en lo oculto.
Aquella noticia resonó como las tristes campanas de un pueblo en las montañas. Qué significamos para ti, oh Dios?
Sólo el viviente te alaba. De qué sirve tanto labor de sol a sol, si tú no estás?
Dirán muchos: "así es la vida". Mas para mí, la vida es más que una huella, es un camino que va adelante, que respira a eternidad, que se agota pero que no acaba.
Ha venido luego otro niño diciéndome: "mira, ya no tengo zapatos para la escuela. Consígame otros nuevos".
Nos pasamos el tiempo sumergidos en el trabajo, luchando para que la vida de los hijos sea menos dura e insegura.
Revisé aquellos zapatos y noté que la suela aunque buena estaba, no tenía remedio su reparación. Era necesario conseguirle unos nuevos zapatos al pequeño.
Y dije para mis adentros:
Señor, amado Padre. Sabes bien lo que nos falta y aquello que malgastamos insensatamente. No dejes que los días sean una huella que el viento borra y nada queda. Ayúdame a que cada día sea un acto de amor hacia Ti. Porque, qué sentido tiene tanto trabajo labrado y sudores encanecidos en mi cabeza si los frutos llegan y luego desaparecen como una chispa de fuego?
Haz de mis manos diestras no sólo en la batalla, sino fuertes y benévolas con mis semejantes. Porque el dolor camina a nuestro lado y las alegrías son tan sólo un grito de aliento y esperanza.
Da luz a mi entendimiento para comprender tus deseos de Padre, y así obrar de buena fe y sabiamente cuando se me es pedida una ayuda. Pues mi corazón inquieto queda hasta consolar a tus pequeños.
Aquella noticia me condujo a tu misteriosa voluntad, esa que no sabemos completamente hasta haber regresado a Ti, oh Dios.



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