LA MUJER A QUIEN SOÑÉ
- estradasilvaj
- 16 mar 2023
- 2 Min. de lectura
Mientras caminaba de regreso a casa, el sol estaba aún en la cima de la tarde y el viento golpeaba mi rostro, a veces sin dejarme respirar.
Me detuve detrás de un pared solitaria, a la sombra de una acacia. Desde ahí, a relativa distancia podía ver pasar a mucha gente, la mayoría mujeres de todas las edades.
Por un momento, reclinado, me quedé dormido. El cansancio me había dominado y fue en esos segundos quizás, que soñé con una mujer.
"Era tan bella. Tenía unos ojos que penetraban mi alma y sucumbí a su belleza. Detrás de ella habían muchas mujeres más, de todos los colores, tamaños, edades y nacionalidades. Era un grupo innumerable.
Todas eran diferentes. Había en cada una de ellas un mundo distinto, lleno de dolores y glorias, de angustias y deseos, de locuras e inventos, de raros aromas y perfumes.
Veía que huían de un mundo que las amenazaba, de oscuras sombras, entre jazmines y abrojos, entre flores y tormentas. De voces engañosas, de pasiones sodomitas y de embrujos medioevos.
Ella, la primera que vi. Estaba prendida de sí, sin alhajas ni pinturas, sin palabras falsas y guiños de ojos perturbadores.
Sus labios carnosos hablaban de amor sincero y puro. No era un ángel, era tan solo una mujer.
Sin embargo, había un aire de angustia y dolor. Sus ojos brillosos y puros delataban una amenaza.
Cómo romper esa angustia y estrellarla al suelo; cómo vencer la amenaza sin quimeras y sin mitos.
Porque el hombre es tan solo un hombre nada más y no está más arriba de la mujer. No es su presa, ni prenda, ni objeto, ni placer alguno, tan solo compañera en la misión..."
Desperté. Aquella imagen desapareció.
Aquel sueño me persiguió por unas noches y aprendí que el amor de una mujer, es lo que los hombres no sabemos cuidar ni respetar.
Cómo decirlo mejor?
El verdadero amor ilumina y hace florecer el hogar. Acompaña y da valor, no tiene miedo y busca sin descanso.
Una mujer necesita ser bien amada; no enjoyada ni vestida de lino y abundantes riquezas, porque pronto llega la comodidad y se esfuman los sabios planes. No necesita de halagadoras palabras, tan solo un gesto amable o caricia basta, porque una palabra grosera es tan brutal como un golpe dado como si fuera bestia enemiga. Ése, no sabe de mujer ni de amor.
El amor a una mujer necesita tiempo, tiempo bueno y llevado como quien carga un canasto de flores y frutos. Más adelante, esas flores llenarán de aroma tu vida y de frutos, tu hogar.
Tan solo recuerdo aquellos versos del salmista que dice:
"Escucha, hija, mira y pon atento oído, olvida tu pueblo y la casa de tu padre, y el rey se prendará de tu belleza. El es tu Señor, ¡póstrate ante él!...
En lugar de tus padres, tendrás hijos; príncipes los harás sobre toda la tierra.
¡Logre yo hacer tu nombre memorable por todas las generaciones, y los pueblos te alaben por los siglos de los siglos!"
(Salmo 45,11-12.17-18)

Comments