LA MANO SANTA
- estradasilvaj
- 26 ene 2023
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El virus se había llevado a pueblos enteros, era incontenible. La medicina no lo curaba ni la magia ni los ritos más antiguos. Los tratamientos naturales poco podían hacer.
No había escape ni refugio inexpugnable. La especie humana sufría la peor pesadilla. El contagio se hizo mayor con los intensos calores y vientos que abatían a los continentes, y las aguas se contaminaron. El hedor se extendió y viajó como sombra maligna arrasando las vidas de los mortales.
La desesperanza y la fe se perdieron, y sólo el amor apenas sobrevivía en los débiles corazones.
Y en filo de abismo, cuando todo parecía haberse perdido, los flamélicos hombres vieron su redención. Los vientos nuevos despejaron las borrascosas nubes de horror y muerte, y la brisa lavaba las llagas y heridas putrefactas de las generaciones esparcidas por los suelos.
Apareció de entre ellos, el Hombre que vestido de blanco imponía sus manos, mientras les decía: "Efetá". Sus ojos y oídos se abrieron a su potente voz. Y quienes escucharon su Palabra e hicieron la voluntad del Padre, sanaron. Y el bien y la salud se extendieron atravesando valles y mares.

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