LA MANO DERECHA DE DIOS
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
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La historia de la Anunciación en la lectura del Evangelio de hoy alcanza el punto máximo cuando María dice "Mira, yo soy la esclava del Señor. Que se haga según tu palabra." Una esclava es alguien cuya función principal es servir. ¡Servir! No: encargarse. No: ser el salvador de. No: ser tan buen sacerdote o ministro laico o hermano/a religioso/a a quien las personas admiren y den crédito por el trabajo bien realizado.
Un asistente es, frecuentemente, llamado la "mano derecha" del empleador o, más literalmente, una extensión de la mano del empleador. Cuando se me da una misión de parte de Dios, como "escribe un libro" o "da un retiro" o "agrega algo nuevo a la página web", mi primera inclinación es pisar la máxima velocidad con todos los talentos y entusiasmos que Dios me ha dado. Aunque esto parezca santo, no lo es.
Y cuando veo a alguien perdido en la oscuridad del pecado y Dios me codea para que intervenga, mi fuerte sentido de la preocupación me lleva a la acción, y si no veo resultados lo suficientemente rápido, presumo que es porque no estoy tratando suficientemente duro y que debo poner una mayor velocidad.
Nada de esto es ser la servidora del Señor. Soy yo siendo yo extendiendo mi propia mano para ver qué tan lejos puedo llegar. Consideremos cómo María modeló el trabajo de un asistente:
(1) Ella respondió con una fe grande en su maestro.
(2) Una buena servidora escucha atentamente lo que desea su maestro. María dijo "Que se haga en mí según tu palabra." Era una buena oyente.
(3) Dejó las consecuencias de su "sí" en las manos de Dios. No condicionó su "sí", como en "ok pero asegúrate que la gente del pueblo no me apedree."
(4) Su consentimiento vino desde una humildad verdadera. Aceptó el valor que Dios le dio, pero igualmente sabía que no podía hacer nada valioso sin Él. Se entregó a Dios completamente, sabiendo que no tenía nada para dar pero sabiendo, también, que la bondad de Dios era mucho mayor que sus mejores esfuerzos.
(5) María unió su voluntad a las intenciones y acciones de Dios. El Padre redimiría al mundo a través de su Hijo; María tenía intenciones de redimir al mundo a través de su hijo de acuerdo con Su plan a medida que se iba desarrollando. El Padre permitiría que Su Hijo muriera por nuestros pecados; María dejó ir a su Hijo mientras lo veía sufrir, aunque todavía no comprendía el plan.
María es aún la servidora de Dios para la redención del mundo. Ella asiste a Dios cada vez que necesitamos que Su mano nos ayude en nuestras vidas.
¿Cómo puedes servir como la mano de Dios a las personas a tu alrededor? Observa y escucha qué está pidiéndote hoy y di: "Señor, que se haga según tu voluntad; yo soy su sierva (o siervo)." Y luego, da a tu Amo el crédito por el trabajo bien hecho.



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