LA LUZ DEL MUNDO

La Navidad aún no ha terminado. A lo largo de estos días, con la celebración del Nacimiento de Nuestro Señor, si hemos seguido la liturgia, las lecturas, se nos ha hablado de la luz que vence a las tinieblas, de la luz del mundo.

Jesús, nuevamente nos ilumina con su Nacimiento. Por eso, la Navidad es un tiempo muy hermoso que une a nuestras familias y trae un brillo que no debemos de perder a lo largo de doce largos meses.

El mundo en que vivimos todavía vive en la oscuridad. La sombra del pecado son las tinieblas que habita en los corazones de aquellos que promueven odio, división, desesperanza, miedo, enfermedad, dudas, muerte... Pero, Jesús nos da otra vez la misma lección de despojarse de su señorío y hacerse uno de nosotros. Es más, de nacer en una pobreza en la que muchos de nosotros desconocemos.

Ser luz del mundo es la invitación más clara de Jesús con su nacimiento. Él brilla como un sol por las noches y en el día, como siete soles más. ¿Qué significa ser luz del mundo? Pensemos unos momentos en esta pregunta, porque para un cristiano o no, está llamado a iluminar con su vida el entorno en donde vive. Ser luz, es ser testigo una realidad que está más allá de nuestros sentidos.

Quiero darte entonces, cinco maneras en que puedes ser lumbrera que da luz y vida a lo largo de este año:

1. Vive con alegría cada día. Aleja la desesperanza y todo aquello que vaya en contra del bien y la justicia. 2. Vive compartiendo amor. Quien ama es feliz y comparte su gozo haciendo felices a otros. Aleja el egoísmo, los vicios humanos, los deseos impuros, las prácticas pecaminosas y perversas, pues no agradan a Dios. 3. Vive una fe que hace posible lo imposible. Por eso, no dejes de orar, de creer en los milagros, de aferrarte a la Cruz, de romper con los malos hábitos y de estar cerca del que sufre, está enfermo y solo 4. Vive cada día dando gracias y con humildad. Date cuenta que respiras, piensas, sientes pasión, miedo y ambicionas. No te paralices. Sé una persona trabajadora, próspera y honesta. Que tus actos sean agradables a Dios. 5. Vive el amor de Dios en lo creado. Descúbrelo en los demás, en especial, en los pobres y necesitados; en la naturaleza, en los cambios y desafíos de un mundo en búsqueda de sentido; en generaciones jóvenes que necesitan consejo, buen ejemplo, fortaleza, apoyo y un amor genuino.

Jesús ha nacido con un propósito muy claro: que seamos hijos de Dios por adopción.

Comprendiendo esto, es nuestra obligación luchar por un mundo más humano, más justo y más cercano a Dios.