LA INFIDELIDAD
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
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"Regresaba de la universidad. Se hacía casi las 11 de la noche. Las clases estuvieron muy disonantes y con poco contenido. Me había ido a escuchar unos discursos de un movimiento contra la corrupción.
Al llegar a casa, todo estaba oscuro y silencioso. Tomé una soda y un emparedado de jamón. Sentía mucho sueño. De camino a mi habitación, a mi derecha, se encontraba la capilla. Tomé el cerrojo, y vi que estaba enllavado. Así que de largo, vi al Crucificado y cerré los ojos orando por unos segundos. Quería decirle lo que me había ocurrido. Así que me senté en las gradas enmohecidas por el sereno, y le quedé viendo de largo.
Le dije: 'Señor, no quería ir a la cama sin decirte lo que ocurre en mi corazón. Lo sabes mejor que yo, y sabes también lo mal que me siento. No es fácil ser fiel. Es una lucha presente y que requiere de tu mano amiga.
Hoy he dudado de mi fe, de los conocimientos y sentimientos. Se me abarrotan y confunden, y crean en mi interior un torbellino. Me siento cansado y lleno de agrestes y vieja ideas.
Muchas veces sueño con tu Cielo, y otras con un mar agitado y lleno de borrascosas nubes. Es una lucha implacable dentro de mí. Por las mañanas veo que la gente va y viene, aparentando ser felices y gozar de sus bienes. Pero al atardecer, su rostro cansado y flácido, llora y llora escondido por la infelicidad, porque vacíos están por dentro.
Amado Señor, perdona mi infidelidad. Por no creer en tu amor, en tu misericordia, en tu generosa ayuda. Dame fuerzas para ser fiel a tu voz, a tu rostro que camina en las calles gritando auxilio.
Mañana, con tu amanecer, infunde en mi corazón, en mi alma tu santo espíritu. Gracias, Señor. Buenas noches".
Esa noche, el padre durmió como un bebé. Llegó el día y marchó de nuevo a su Misión. Eran años jóvenes, llenos de vigor y alegría. Se es infiel casi toda la vida. Y es una tarea de caer y levantar. De ir fuera de casa y regresar. De engaños y mentiras.
Lo importante, es que reconozcamos el hecho de haberlo sido, y de buscar al mejor consejero: Dios. Muchos lo evaden, porque saben que no les engañará y les dirá la verdad cara a cara.
No se puede vivir toda la vida, siendo infieles. Es casi vivir sumergido en el fango. Es tan obsceno y despreciable.
Volver a casa, con los pies sucios, y lavarlos en el arrepentimiento y sincera disposición de cambiar, de seguir luchando. Dios siempre es fiel.



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