LA GRAN PRUEBA
- estradasilvaj
- 16 mar 2023
- 2 Min. de lectura
Nadie conoce la verdadera libertad si no ha enfrentado la prueba de la esclavitud.
A lo largo de nuestras vidas somos más de una vez esclavos de algo o alguien. Del tiempo o del trabajo, de vicios y egoísmos, de riqueza y poder, de fantasías o simplemente de ideologías, de ídolos o de una fe sin esperanzas. De muchas cosas, y cuánto cuesta despegarse de ellas, de romper las ataduras.
He conocido a hombres que han enfrentado a pruebas mucho mayores, han enfrentado el rostro y la huella del mal encarnado en sistemas sociales aberrantes y opuestos a Dios.
Muchos de estos hombres que fueron llamados por Dios mismo para ser sus profetas, murieron asesinados.
Los católicos y cristianos enfrentamos hoy también una gran prueba, no sólo de nuestra fe o creencias, sino de nuestra fidelidad y amor a Cristo. Mayor aún, de nuestra capacidad de amar y convivir con los demás.
Testimonio de fe, valor, fidelidad y consagración han dado al menos, dos Obispos que salieron con su bordón a las calles al lado de su pueblo, mientras sus hijos eran masacrados sin piedad. No olvido esos días.
No olvido el coraje de sacerdotes que expusieron sus vidas también por salvar la de sus hermanos. Escuché sus voces llenas de angustia y sus rostros apesadumbrados de dolor.
Fue ahí donde se desnudaron las mentiras de falsos cristianos y católicos. Fue ahí, donde los cobardes e indiferentes se refugiaron en sus casas dejando al herido en las calles.
Cómo edificar una iglesia donde viva Cristo? Cómo saber si Cristo reina en ese lugar?
Vi al incrédulo arrodillarse, al necio obtener cordura, al tímido gritar: libertad!
El mal no dura, es una hojarasca que se quema con el sol y lleva el viento.
Llega el tiempo de la verdad, de la justicia, del bien común.
Llega el tiempo de reconstruir el amor quebrantado por el odio y la lujuria.
No es un camino fácil, pero no hay otro que la misericordia, la justicia y el bien común.
Pues sólo en Dios se realizan nuestros anhelados sueños. Sólo en Dios descansarán nuestras almas, libres para siempre. Pues la prueba ha pasado. Y si volvería
a llegar, sabemos ahora que no hay lugar para odiar nunca más. De maldecir otra vez! No!
Porque donde Dios habita, está el amor.
Así lo dijo, el Obispo, profeta valiente y sabio.

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