LA FELIZ EMBARAZADA
- estradasilvaj
- 12 ene 2023
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Su esposo se había marchado a la ciudad y no volvía dentro de seis meses, casi para la fecha del alumbramiento. Grace, es una mujer muy alegre y comunicativa, artista y amorosa. Tenía tres meses de embarazo cuando su esposo viajó a la capital, a trabajar.
Estaba ilusionada con su primer bebé, pues temía perderlo de nuevo. Las primeras semanas fueron terribles, pues padecía de náuseas y vómitos. Casi no dormía bien y seguía una estricta dieta aconsejada por su médico.
Un día se levantó muy mal, tras una noche de insomnio. Tuvo que llamar a una prima para que la ayudará con el negocio. Los días transcurrieron y una tarde de domingo después de asistir a la iglesia del pueblo, cayó desmayada en el sofá de su casa. Al recuperar la conciencia, notó que le hacía compañía un joven de extraña apariencia, quien le ofreció un perfumado té que le ayudó a sentirse mejor.
"Quién es usted", preguntó Grace. El joven de reluciente faz le respondió con suave voz y una cálida sonrisa:
"Lashón HaKódesh, pero la gente me llama Gabriel". Grace, sorprendida por tan inesperada visita, prosiguió: "Dígame usted qué me ha ocurrido". El joven celeste, le dijo: "No es lo que te ocurre, sino lo que ocurrirá.
Mi Padre está consternado por la pérdida de millones de seres humanos no nacidos. No es el deseo de mi Padre. El corazón de muchos hombres y mujeres se ha llenado de muerte y mentiras. Tú amas y deseas con gran alegría el hijo que llevas en tu vientre. La mujer es la heredera de la vida y sin ella, el acto creativo no es posible.
Así que, bendita eres entre todas las mujeres.
A ti y a quienes son como tú, bendeciré su estirpe y la santificaré. Llenaré su hogar de manjares y riquezas, fructificaré sus campos, proyectos y haré realidad sus sueños.
Alejaré la enfermedad y sus años alargaré. Porque he visto gracia en ti.
Aquellos que han elegido la muerte del brote de sus entrañas, no entrarán a mi Casa y sus años serán dolorosos y tristes, su prole beberá el amargo néctar del pecado.
Aún así, los sigo amando y espero que su arrepentimiento sea capaz de fructificar la vendimia machacada y esparcida en el suelo. Mi ira es implacable contra los embajadores del mal y la muerte, del pecado e infamia".
Grace quedó estupefacta por tan extraordinario encuentro. El visitante se puso en pie y una luz cegadora, cubrió la sala. Y una voz sentenció:
"Haya paz en aquellos que aman la vida, y mi Presencia estará siempre contigo, porque has amado hasta el fin".
En ese momento en que la luz desaparecía, el esposo entró por la puerta. Horas más tarde, ambos abrazaban al recién nacido con el corazón henchido de amor y sus bocas dando infinitas gracias. Fue el día sexto, del mes octavo del presente milenio.

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