LA ESCUELA PENSANTE
- estradasilvaj
- 8 jun 2022
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stás reflexiones han surgido a raíz de una conversación con un gran amigo ayer por la tarde y viendo hoy un vídeo de unos niños recibiendo golosinas en el festejo de las vísperas de la Asunción de María, en unos de los colegios Lasallistas de la hermosa ciudad de León me decidí a escribirlas.
Tuve la gran bendición de servir al Señor en tres maravillosas obras de los Hermanos en aquel entonces: "Instituto Politécnico La Salle" (León, Nicaragua), "Colegio La Salle" (Huehuetenango, Guatemala) e "Instituto Indígena Santiago (capital de Guatemala).
Las tres obras diferentes pero tenían algo en común: enfocada a los más pobres y que tenían adentro, gente empobrecida social y económicamente.
Los tiempos han cambiado y los centros de estudio se han llenado de tecnologías y quizás de nuevos emprendimientos. Pero la escuela se han quedado dentro de sus muros.
La escuela del Señor De La Salle es una escuela abierta a la comunidad. Ha sido él quien puso al alcance de todos la educación, en particular, de los más desfavorecidos, diríamos ahora, excluidos, o tal vez, "descartados" como suele decir el Papa Francisco.
La educación debe trascender los muros del centro escolar, porque sino fácilmente los niños y jóvenes se olvidan, desaprenden sin provecho. La sociedad que vivimos fuera del centro escolar es muy agitada, saturada de excentricidades y de modelos de vida que riñen con los sabios consejos y aprendizajes que adquieren en el interior de aquel lugar.
Una actividad sea ésta religiosa, cultural, conmemorativa, cívica o humanitaria debe invitar a la comunidad, a la familia, al entorno, a la vecindad a que sea parte de ella. Salir a la calle no basta, hay que interactuar con la gente.
La escuela del Señor De La Salle no es una escuela cómoda, indiferente, egoísta y egocéntrica. Es esa que además de crear un clima de crecimiento y desarrollo integral de las personas, es festiva y no se pierde y divaga en insustancialidades que no dotan de capacidades y destrezas suficientes para enfrentar un mañana agresivo. Por ello, el desarrollo de actitudes como la solidaridad, el respeto a la diferencias de pensamiento y opinión, la fraternidad y la amistad sinceras, así como el valor a lo pequeño, insignificante e ignorado es fundamental en el desarrollo de la personalidad del niño y adolescente.
Si la escuela lasallista olvida a los empobrecidos, desempleados, ignorados por los grupos de poder económico estará muy lejos del propósito, sentido y finalidad que impregnó Juan Bautista y plasmó en sus escritos.
Lo que soy hasta ahora se lo debo a aquella educación y competencia de Hermanos y educadores de mi tiempo en el maravilloso "Instituto Pedagógico de Varones" (Managua), al "Colegio La Salle" (Antigua Guatemala) e indudablemente a la formación religiosa en la Casa de Formación.
Ello me ha servido para seguir creciendo a lo largo de mi vida.
Una escuela acomodada, con religiosos y educadores acomodados, no es educativa, no construye. El ahora y mañana de nuestro tiempos necesitan hombres y mujeres que no lleguen a acomodarse a la vida, a vivir de la rutina y de la indiferencia. Pienso incluso, que no es cristiano, menos humano.
Porque Dios nos ha puesto en este mundo para continuar su obra de manera creativa y sin miedos de ir más allá de los límites que nos imponen los sistemas políticos de hoy en día. Sistemas políticos ciertamente amenazantes y contrarios al Evangelio.
Hay que elevar no sólo la calidad y competencia del personal educativo, sino su método de enseñar para convivir inteligente, sin desprecio de los demás.
En un mundo plagado de ironías, el método socrático no ha muerto. La ironía –el reconocimiento de la propia ignorancia– y la mayéutica –el arte de ayudar a dar a luz– en la educación sigue siendo válido.
Termino diciendo, qué tanta pena y vergüenza veo cómo se ha arrastrado tan maravillosa vocación del magisterio en la enseñanza pública.
Sigo esperando, que la escuela lasallista se coloque a la vanguardia de la educación para un futuro mejor, porque cómo se ha perdido tantos niños y adolescentes en las calles de nuestros países que Juan Bautista estaría renovando lo que hasta hoy existe.



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