LA ESCUELA DEL MAÑANA
- estradasilvaj
- 26 ene 2023
- 2 Min. de lectura
Muy pronto se han levantado los niños, han dejado sus sueños a medio terminar y ha sonado el timbre para volver a los libros.
Muchos no quieren regresar, otro no les importa mucho y hay algunos que piensan que podría ser algo mejor para la vida.
El patio está lleno de ellos, de todas las edades; padres, madres revueltos todos ellos, sin saber a que salón irán, qué docente será el mejor, si el primer día será un gran día.
La escuela del mañana no es la misma escuela de ayer. No debería de serla, porque cada vez las personas no son las mismas. Un docente es siempre un montón de conocimientos sin conclusiones, una pila de libro llenos de fotos y ejercicios que apenas ayudan a aprender con significado.
La escuela del mañana en realidad está maneada por las redes sociales que dan todo casi explicado, sin obligarte a pensar por sí mismo, a ver y experimentar sin saber que resultado o beneficio lograrás. Una tabla numérica o de valores no te dirá nunca lo que sabes o aprendes, cuando en realidad lo que logras aprender o saber lo alcanzas fuera de la escuela.
La escuela del mañana es un pelotón de gente de todas las edades que sin claridad, ni sueños, ni metas, ni visiones se lanzan a comprender un poco de todo y de mala gana. Es un río caudaloso que arrastre ramas, piedras, arena, peces, todo lo que a su paso se encuentra.
La escuela del mañana hacia adonde conducirá a la niñez y a la juventud cuando los cimientos sociales, familiares y morales están devastados por nuestra ambición, egoísmo, mentira y locura. Cuando un país en zozobra y sin una clara visón de un futuro posible, totalmente distinto.
La escuela del mañana está enclavada en la más profunda depresión del fracaso. Y tenemos que rescatarla, sacarla de eso fondo sucio y oscuro.
La escuela del mañana necesitará de personas capaces de ser innovadores de métodos, esquemas, pensamientos y dilemas.
La escuela del mañana deberá devolver la esencia al ser humano y colocar en primera posición, los valores, principios y derechos.
La escuela no es un lugar, no es un tiempo, no son los libros o cuadernos, laboratorios y equipos, tecnologías e inventos.... somos cada uno. Porque cada persona pone su propia huella, su propio pensamiento, sus energías emocionales y espirituales, su audacia, iniciativa y fantasías... lo absurdo, lo imposible, lo cuestionable.
Una escuela que fomente la justicia, practique la igualdad, respete los derechos sin discriminación, diga la verdad, respete el pensamiento libre y enseñe a enfrentar al poderoso, es indiscutiblemente liberadora. Es la del mañana, la que necesitamos para dejar los viejos esquemas, nomenclaturas, administraciones y modelos anticucos.

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