LA DIVISIÓN
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
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He escrito ayer unas reflexiones acerca del conflicto entre Ucrania y Rusia, o al revés. De hecho, los rusos han dado un paso muy agresivo, típico de los militares. No tengo claro lo que realmente está en el tapete de la discordia y si son tan ciertas las afirmaciones que se oyen en los medios de prensa sobre una excesiva discriminación de poblaciones rusas por parte del gobierno ucraniano. Lo que sigo creyendo es que persiste en la Gran Rusia un poderoso deseo de mantener su hegemonía en esa región, en países que se independizaron y fueron parte de la Unión Soviética. Que existen intereses geoeconómicos es indudable.
No quiero esta vez quedarme en una análisis político porque no soy un analista ni pretendo ser, sino de exhortar al mundo cristiano ortodoxo y católico en construir por encima de los conflictos armados y bélicos, la verdadera paz que Jesús soñó y predicó. Y esta vez parto de una declaración del mismo Jesús citada en el Evangelio de san Mateo (10: 34-35) que dice;
"No penséis que he venido para traer paz a la tierra; sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa".
Leyendo textualmente estas palabras pensaríamos que Jesús estaría favor de la división, de la guerra, de los conflictos... Y no lo es. No lo es porque estaría echando al suelo lo dicho por los Profetas, lo establecido en Los Diez Mandamientos y lo que dijo repetidas veces sobre el amor, el perdón, la misericordia...
Déjeme entonces reflexionar dos ideas desde este texto evangélico y los acontecimientos entre dos países hermanos.
1. El primer signo que veo con claridad es la división que se quiere expandir, aún más, quienes están a favor de un bloque político europeo, militar, y de aquellos que quieren expandir su poderío. La mejor manera es dividir porque tienes que tomar una decisión de con quién estás a favor. Eso es un enorme peligro, porque estaríamos dando peso a lo en el fondo se quiere: dividir a los pueblos, a la gente. Atemorizar a las personas es sujetarlas a la ley del más poderoso.
Frente a esta exclusión, Jesús está en contra. Jesús nos advierte que nuestro verdadero adversario es Satanás vestido de Caballo de Troya. La divisiones nacen muchas veces en el corazón del hombre, en la casa, en el trabajo, en la irracionalidad, en esa ambición que no piensa más que dominar y poseer más.
Los cristianos no debemos caer en esta trampa: la división. Porque las ideologías dividen a favor de unos cuantos ambiciosos. Imaginémonos a Jesús en aquellos tiempos donde el Imperio Romano dominaba toda Europa, gran parte de Asia y África. Era una élite de un poderío sin límites, y Jesús desde un pequeño pueblo predicando todo un vuelco a las ideas totalitarias y tiranizantes de esos tiempos. Ideas sin armas, sin guerras, sin la pasión de una lucha armada.
¿De qué lado estoy? Del lado de Jesús. Eso significa, no a la divisiones, no a las exclusiones, no a las arbitrariedades, no a los miedos, no a la esclavitud, no a la persecución, no a los totalitarismos, no a las tiranías...
2. Lo segundo, es actuar de manera proactiva en favor de la paz, No esa paz a medias, comprada, silenciada, tímida, llena de sanciones... Es esa otra paz que Jesús postula en los Evangelios: "La paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la da, sino como yo os la doy". Es una paz donde el corazón no se turba, ni tiene miedo. A dicho además: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios". (Mateo 5:9)
¿Por qué muchos acuerdos de paz se han quedado en papel? Porque lo que se ha querido es obtener raciones de poder, controles, dominios, riqueza... No ha sido la paz, porque los conflictos han regresado de nuevo. Los gobiernos, las naciones siguen armándose, inventando mayores tecnologías de control, dominio y vigilancia. De esa manera, no se alcanzará jamás la paz.
Entonces, qué es realmente la paz en un mundo como el nuestro, cada vez más frágil en muchas dimensiones.
Para Jesús y los cristianos, la paz significa:
* Amor. El conocer la Palabra de Dios, guardarla dentro de nuestro corazón y vivirla en la sociedad, en nuestro mundo es amar la paz. Jesús nos dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14:23) Donde habita Jesús, habita también la paz. Y los cristianos somos responsables de llevarla a todos los hogares del mundo. Llevar su Palabra redentora.
* Jesús trae la Paz verdadera. Es Señor de la verdad porque es la luz del mundo (Juan 8:12); nos da seguridad, nos lleva a verdes pastos (Salmo 22). San Pablo nos dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39)
La paz no trae comodidad, ni neutralidad. Es ponerse del lado del respeto, del amor, de los valores que el mismo Jesús nos dejó en su Palabra. En esta fuente, podemos entonces encontrar los verdaderos términos de un Acuerdo de Paz duradero y real.
En desacuerdo con la división, la Unidad. Dios quiere que nos unamos en favor de un mundo pacífico, constructivo, respetuoso, dadivoso, donde sea realmente un hogar para todos; aún con todas nuestras diferencias y limitaciones.
Oremos, por tanto, con verdaderos sentimientos humanos y cristianos por los que luchan y trabajan por la verdadera paz mundial; por los que ya no podrán disfrutarla con sus familias.



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