HUELE A HUMEDAD
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Estaba sentado en el patio viendo los últimos rayos de sol, lejos del ruido tratando de liberarme de las confusiones que el día había arrastrado.
Meditaba acerca de la nueva Cuaresma que se acerca y de cómo ésta nos puede encaminar a una verdadera y profunda renovación de nuestra fe y de los valores de nuestra vida.
He bautizado a un niño hace unas semanas, cuyos padres están más cerca del ateísmo que de la fe. Me ha dado mucha coraje escucharle decir que son "cristianos", pero en realidad no lo son ni lo aparentan.
El bautismo en Cristo es la puerta de entrada a la Verdad que es Dios mismo, y no tenemos derecho en negarle esa bendición al niño.
El pequeño me ha dicho que lo lleve donde Jesús. No es que Dios mismo lo llama y nosotros somos únicamente esa mano que lo acerca?
No negaré a Cristo. Ni negaré el deseo de un niño o joven de encontrar a Cristo, de ser parte de su equipo.
Ayer escribí acerca del nuevo ateísmo, pero no logré terminar como deseada el escrito.
Me da la impresión que muchas personas viven en la obscuridad y en la penumbra. Es una vida contaminada de un mundo que no conoce y desprecia a Dios.
Cuaresma es un tiempo que nos abre las puertas a la verdadera luz que es Cristo. Es Él quien nos lleva al Padre.
Te invito a que salgas de la obscuridad y la penumbra, y vayas en pos de Cristo. No hay otro camino.
Hacerlo es como sentir el olor a humedad en el aire. Esa fragancia que mueve los sentidos como un presagio de una llovizna o de un temporal.
Tiempos de cambios, de novedades. Porque el mal no perdura ni sobrevive. Muere, se acaba para siempre.
Huele a humedad. A torrentes de vida fresca porque sólo en Dios está la salvación.




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